Por: Genaro Del Carpio
En un entorno empresarial cada vez más dinámico marcado por cambios regulatorios, tensiones sociales, transformación tecnológica y variabilidad económica la gestión de riesgos ha dejado de ser un ejercicio opcional para convertirse en un pilar estratégico. Lejos de tratarse de un mecanismo puramente defensivo, hoy es entendida como una herramienta que permite anticipar, decidir con mayor claridad y proteger el valor de cualquier organización, desde grandes empresas hasta instituciones públicas o emprendimientos en crecimiento. Veamos su relacion con:
Con la Estrategia: Tomar Decisiones con Visión y No por Intuición
Toda estrategia implica asumir riesgos. Sin embargo, las organizaciones que gestionan sistemáticamente estos riesgos logran evaluar escenarios, medir impactos y decidir con información más robusta. Existen sectores como minería, banca, energía o agroindustria que enfrentan volatilidad constante. Integrar la gestión de riesgos en la planificación estratégica permite priorizar inversiones, anticipar tendencias regulatorias y ajustar modelos de negocio antes de que los eventos adversos ocurran.
Con Operaciones: Continuidad en un País de Alta Variabilidad
Las operaciones son el corazón de cualquier entidad o empresa. Un sistema de gestión de riesgos permite identificar procesos vulnerables, desde cadenas logísticas sujetas a desastres naturales hasta fallas tecnológicas o interrupciones laborales y establecer planes de contingencia. Esto no solo reduce pérdidas; también protege la continuidad operativa.
Con Reputación: El Activo más Difícil de Recuperar
En la era de la información inmediata, un evento mal gestionado puede escalar rápidamente a una crisis reputacional. La gestión de riesgos reputacionales ayuda a monitorear señales, prevenir incidentes y preparar respuestas coherentes. En sectores sensibles como salud, educación, servicios financieros o servicios públicos, la reputación es un diferenciador clave; perderla tiene costos que superan cualquier impacto económico directo.
Con Ética y Cumplimiento: Blindaje Contra la Corrupción
El Perú ha vivido en la última década múltiples casos de corrupción que han afectado a empresas privadas y entidades estatales. La gestión de riesgos, integrada a programas de cumplimiento, se convierte en un mecanismo esencial para identificar conflictos de interés, vulnerabilidades en adquisiciones, malas prácticas internas y fallas en la cultura organizacional. La ética, gestionada como riesgo, deja de ser una declaración para convertirse en práctica sostenible.
Con Seguridad y Personas: Proteger a Quienes Sostienen la Organización
Los riesgos relacionados con seguridad física, salud ocupacional y seguridad digital han tomado protagonismo. En nuestra sociedad cada vez más interconectada y con incidentes crecientes de ciberataques proteger al personal, la información y la infraestructura es indispensable. La gestión de riesgos permite mapear amenazas, prevenir incidentes y construir una cultura de seguridad transversal.
Más Allá del Control: Una Cultura que Aprende
Finalmente, la gestión de riesgos no se limita a matrices o reportes. Su verdadero impacto radica en promover una cultura organizacional que aprende, cuestiona, anticipa y mejora continuamente. Esta cultura, cuando se consolida, permite que cualquier sector privado, público o social avance con mayor confianza en un entorno complejo.



