La respuesta de la naturaleza: Jepelacio enfrenta las consecuencias de la deforestación y la falta de prevención

El desborde de la quebrada y el huaico ocurrido en la madrugada dejaron viviendas, negocios y el puente escolar afectados. Vecinos piden obras de defensa ribereña ante una historia que se repite por años.

En el distrito de Jepelacio, provincia de Moyobambala madrugada fue de angustia. Una torrencial lluvia acompañada de fuertes vientos provocó el desborde de una quebrada y el desprendimiento de lodo, piedras y árboles, arrasando con todo a su paso. Los pobladores despertaron sobresaltados cuando el agua comenzó a ingresar a sus viviendas, destruyendo parte de la infraestructura y afectando el puente peatonal que comunica con la Escuela N°508.

A la una de la mañana empezó la lluvia más fuerte, y como a las dos el agua ya entraba. A las tres, reventó. Se ha llevado varias casitas y ha destruido el acceso al colegio”, narró un vecino mientras participaba en las labores de limpieza. “La tubería del agua también está afectada, vamos a ver qué deciden las autoridades”, agregó.

Aunque no se reportaron víctimas mortales, sí se confirmó que una persona fue internada en el centro de salud de Jepelacio. En la parte baja del distrito, los vecinos y personal municipal trabajan desde las primeras horas del día de ayer lunes para permitir el ingreso de volquetes y maquinarias que retiren el material arrastrado por el huaico.

Esto no es de ahora”, expresó otro morador con evidente indignación. “Hace años se habla de hacer una defensa ribereña, incluso hubo una propuesta de construir un bulevar con muros de contención, pero ninguna autoridad la concretó”.

El huaico dejó también el colapso del sistema de agua potable, daños en negocios, viviendas y la interrupción de caminos vecinales. La situación es crítica no solo en Jepelacio: en la vecina provincia de El Dorado, los fuertes vientos volaron el 100% del techo del caserío Tangarana, lo que ha motivado una verificación de daños materiales y personales por parte de las autoridades.

 Una historia que se repite: deforestación y malas prácticas

Según los propios vecinos, la emergencia es consecuencia directa de la deforestación en las zonas altas de Sucshuyacu y Cañabrava, donde desde hace años se talan bosques para habilitar terrenos agrícolas. “Ahí arriba se ve claramente la intervención humana: se tala en pendientes y cerca de las quebradas. Todo eso baja cuando llueve fuerte”, señaló un comunero.

Talar en laderas y pendientes en la selva genera erosión del suelopérdida de biodiversidad y alteración del ciclo del agua, aumentando el riesgo de deslizamientos e inundaciones. Los árboles cumplen un rol esencial en la estabilidad del terreno y en la regulación climática; su pérdida deja a las comunidades expuestas a fenómenos extremos como el ocurrido.

Alternativas y soluciones urgentes

Los especialistas coinciden en que la salida pasa por la reforestación con especies nativas, la implementación de prácticas agrícolas sostenibles —como la agroforestería— y la estabilización de laderas mediante obras de ingeniería natural y muros de contención.

 Acciones de respuesta inmediata

El distrito cuenta con un código de emergencia SINPAD N° 243998. En las primeras horas, se desplegaron maquinarias para las labores de limpieza y descolmatación: una excavadora y un volquete de la Municipalidad Distrital de Jepelacioun cargador frontal, una excavadora y cuatro volquetes de la Municipalidad Provincial de Moyobamba, y una excavadora del Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento.

El Gobierno Regional de San Martín dispuso el suministro de 565 galones de combustible para las intervenciones de emergencia. Estas acciones se suman a antecedentes recientes, como los trabajos de descolmatación de la quebrada Yacaré en septiembre de 2024, cuando se intervinieron 400 metros lineales en el barrio Miraflores con apoyo logístico del Ministerio de Vivienda.

Sin embargo, los hechos de esta semana demuestran que los esfuerzos no han sido suficientes. Las quebradas vuelven a desbordarse y los huaicos siguen afectando a familias enteras. Jepelacio vuelve a recordarnos, con la fuerza de la naturaleza, que, sin prevención ni respeto por los ecosistemas, la tragedia se repite.

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