RELIGIOSIDAD, FOLCLORE E IDENTIDAD EN EL ALTIPLANO: UNA HISTORIA DE LOS UNIVERSOS FESTIVOS
Al hablar de una festividad en Puno, es obligatorio hacer mención a la VIRGEN DE LA CANDELARIA, que por su historia e importancia refleja una fuerte devoción de su gente en toda el área altiplánica y fuera de ella, durante su mundialmente conocida celebración en febrero, que congrega a miles de espectadores provenientes de todas partes del Perú y otros países del mundo, entre bailes, fervor, jolgorio, trajes, devoción, pasacalles y la presentación de 85 agrupaciones de danzas que toman la ciudad de Puno, durante 10 días, para bailar y adorar a la mamacha Candelaria.
Es la primera vez, que estoy en Puno y en su emblemática festividad de la Candelaria; fui invitado por el Colegio de Licenciados en Turismo, donde realicé un conferencia y pasantía a los lugares turísticos; pero me llamó la atención que esta importante festividad, que tiene su origen 1392 en Tenerife (España), la isla más grande del archipiélago de Las Canarias; donde la Virgen apareció en la cima de una roca ubicada en un barranco, frente a unos pastores guanches (habitantes nativos de la isla). Ella portaba unas palomas en las manos, a un niño en el brazo derecho, y en el izquierdo un cirio, por ello, en dicha isla se confeccionó su imagen en madera con aquellas características. En Perú se originó en el pueblo de Huancané, en Arcani, al norte de Puno. La imagen obtuvo más seguidores, cuando es trasladada a la iglesia de San Juan de Puno, convirtiéndose hasta la actualidad en el Santuario de la Virgen de la Candelaria.
Es una de las fiestas que agrupan una fastuosa cantidad de danzantes, músicos y espectadores unidos bajo la devoción a su madre protectora. Fue declarada Patrimonio Cultural de la Nación en 2003 y Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO el 27 de setiembre de 2014, por estar sustentadas en una tradición milenaria. Esas formas de arte fueron en la antigüedad el lenguaje predilecto de la multitud. Por eso el desfile de las danzas puneñas en las calles y Plaza de Armas de Puno, es un espectáculo más impresionante y cargado de significado que nunca había visto en otras festividades en el Perú.
Entre sus principales están: Danzas autóctonas, que se caracterizan por su origen rural. Estas danzas buscan conservar las tradiciones de antaño y son inmutables, es decir, no cambian, por lo cual sus vestimentas no presentan modificaciones en los colores, instrumentos utilizados, materiales de confección o ejecución de los pasos.
Los Sikuris, su origen se remonta al Tawantinsuyu o Imperio Inca, el atuendo de los Sikuris consiste en un chullo con orejeras, en algunos casos se adiciona penachos de plumas, también se usa chaleco, o en otros casos, chaqueta; el calzado es compuesto por ojotas. Según los conjuntos, se adiciona el uso de chuspas cruzadas (similar a un morral). Sikuris ejecutando melodías con zampoñas y bombos.
Danza de los Ayarachis, realizada por danzantes que a la vez tocan un tambor y una zampoña, acompañados por hombres y mujeres que portan comida y bebidas, vestidos elegantemente; los choqqelas, proviene de las provincias de Puno, Huancané y Chucuito y se realiza a modo de ritual aimara para propiciar una caza exitosa de vicuñas y de sus depredadores. Las danzas de luces, también denominadas como danzas mestizas; La diablada, danza tradicional tanto de Puno como de Oruro (Bolivia); la morenada, tiene su origen en el país hermano de Bolivia. Esta danza imita las faenas de los esclavos llegados durante la época colonial. Sin duda, se tiene que vivir la festividad de LA CANDELARIA.
TOMÁS COTRINA TRIGOZO
· DOCENTE UNIVERSITARIO.
· GESTOR CULTURAL.
· MIEMBRO DE RECINATUR.
· COLABORADOR EN PERÚ DE TOURISM AND SOCIETY THINK TANK.
· MIEMBRO DE LA ASOCIACIÓN NACIONAL DE PERIODISTAS DEL PERÚ.