Mario Vargas Llosa y Sauce
Corría el año 2004 y don Mario Vargas Llosa visitó Sauce. Aparte del turismo, pudo ver algo lamentable: el colegio de Sauce, Pablo Chávez Villaverde, se caía a pedazos. Lo primero que hizo al llegar a Lima fue contactarse con el presidente de ese entonces, Alejandro Toledo, para exigir la construcción de una nueva infraestructura para la institución educativa. Vaya que logró el mejoramiento del colegio, y ese mismo año Toledo inició la obra.
Vargas Llosa nunca quiso que se supiera que tenía “algo que ver” con la construcción de los nuevos ambientes. En 2005 ya se había culminado, y el presidente Toledo no dejaba de preguntar “¿cómo va el colegio de Sauce?”, las veces que podían hablar por los novísimos teléfonos celulares.
Mario Vargas Llosa era un convencido de que la educación puede abrir los caminos al conocimiento, para poder vencer los derroteros de la existencia. Un convencido de que los niños también pueden absorber ese conocimiento; y qué mejor que en modernas aulas.
El viaje a Sauce
Se dio gracias a la invitación del recordado Carlos González. Sauce ya empezaba de a pocos a ser la ciudad turística de la región San Martín, y en ese escenario llegó el escritor. Se paseó por la Laguna Azul, durmió en Puerto Patos, don Mario, junto a su esposa Patricia, hicieron el recorrido por el pueblo, hasta se tomaron fotos con los chicos del colegio.
Ese viaje, a pesar de ser turístico, mostró la sensibilidad social del escritor, en ese antiguo Sauce, que cuando le preguntaron qué le parecía, respondió:
“Se parece a Tahití, pero la inmensidad de Sauce es mejor”.
(Julio Quevedo Bardalez)