¿CUÁNTAS HORAS DEBE DORMIR UN NIÑO PEQUEÑO?
Un lactante, o bebé, necesita dormir varias horas para un desarrollo saludable.
Aquí tienes una guía general:
- Recién nacidos (0-3 meses): necesitan entre 14 y 17 horas de sueño al día.
- Bebés (4-11 meses): deberían dormir entre 12 y 15 horas al día.
- Niños pequeños (1-2 años): deben dormir entre 11 y 14 horas al día.
El sueño es esencial para su desarrollo físico y cerebral, así que mantener una rutina de sueño constante puede ser muy beneficioso.
TRASTORNOS DEL SUEÑO EN RECIÉN NACIDOS
Los trastornos del sueño en recién nacidos son poco frecuentes y suelen deberse a necesidades básicas como hambre o incomodidad.
Sin embargo, si el bebé tiene dificultades para dormir, es importante consultar con un especialista.
Causas de los trastornos del sueño en bebés
- Rutina de sueño inexistente o mal adaptada
- Ambiente desfavorable (luz, ruido, temperatura)
- Estimulación excesiva antes de acostarse
- Ansiedad por la separación
- Siesta prolongada en las últimas horas de la tarde
Estrategias para tratar los trastornos del sueño en bebés
- Establecer un horario regular para acostarse
- Utilizar un ritual fijo
- Permitir que el niño vuelva a dormirse por sí solo si se despierta durante la noche
- Calmar al niño envolviéndolo, con ruido ambiente suave y meciéndolo
- Sentarse tranquilamente al lado de la cuna hasta que el niño se duerma
Signos de que el recién nacido tiene sueño: frotarse los ojos, bostezar, desviar la mirada, molestia.
TRASTORNOS DEL SUEÑO DE LOS LACTANTES
Los trastornos del sueño en lactantes pueden ser preocupantes para los padres, pero es importante saber que son relativamente infrecuentes en los primeros seis meses de vida.
PROBLEMAS DEL SUEÑO EN LOS LACTANTES DE 0 A 6 MESES
¿Hay algún trastorno del sueño en bebés tan pequeños?
En los primeros 6 meses de vida son infrecuentes los trastornos del sueño.
– Muy raramente puede aparecer un trastorno respiratorio del sueño (SAHS), en especial en niños con malformaciones craneofaciales.
– Más frecuentes son los movimientos rítmicos relacionados con el sueño.
Son comportamientos motores rítmicos y estereotipados que el bebé hace con la cabeza, el cuello, el tórax o todo el cuerpo.
Los repite a la hora de dormirse durante minutos incluso horas.
Se consideran benignos y autolimitados.
Aun así, los padres deben de adoptar medidas de seguridad en las cunas: almohadas, cojines, barras protectoras, etc.
Sólo se tratan los que afectan a la calidad del sueño o persisten más allá de la edad escolar.
– El problema de sueño más frecuente a esta edad es el insomnio conductual por asociaciones inapropiadas a la hora de dormirse.
El bebé aprende a dormirse con una serie de rituales y dependencias (los brazos de sus padres, el contacto físico, compañía de sus padres, etc.), que se hacen cada vez más difíciles de satisfacer por los padres.
Dormirse se convierte en un proceso prolongado y problemático.
Esto ocurre con cada despertar, durante la noche o el día, alterando en gran medida la dinámica familiar.
CÓMO MANEJAR LOS PROBLEMAS DEL SUEÑO EN LOS LACTANTES
Como ocurre en tantos problemas de salud, es mucho más fácil prevenir este tipo de insomnio que tratarlo.
Una vez que se ha instaurado un hábito de sueño erróneo, cambiarlo se hace cada vez más complejo y penoso.
Se debe entonces reeducar el sueño del bebé.
Para ello, se puede decidir llevar a cabo algunas estrategias de manejo, con rutinas y refuerzo positivo o mediante extinción gradual del hábito erróneo.
– Si los padres han acostumbrado al bebé a dormirse en sus brazos o siempre con dependencia física, pueden cambiar este hábito de sueño dejándolo despierto en su cuna tras relajarlo con unos minutos de caricias y de contacto tranquilo.
La actitud de los padres al dejar al bebé debe trasmitirle serenidad y cariño.
Así permitiremos que el bebé aprenda a dormirse solo.
– Si los padres no quieren hacerlo de forma radical, dejándolo protestar y llorar en su cuna hasta que se duerma (cosa actualmente NO aconsejada), pueden optar por dejarlo sólo unos minutos antes de acudir a consolarlo con su presencia, sus palabras y gestos tranquilizadores.
Siempre hay que transmitirle su amor y seguridad, pero evitar volver a cogerlo en brazos o sacarlo de la cuna.
Esta acción de tranquilizar debe ser breve (un minuto como máximo).
Y los tiempos de espera antes de acudir a los requerimientos de su hijo se irán incrementando en las sucesivas visitas.
Esta última sería una técnica de extinción gradual.
Es muy importante repetir el proceso en cada despertar que tenga el bebé para conseguir extinguir el hábito de sueño incorrecto y reconstruir el deseado.
Conforme el niño va logrando un hábito de sueño correcto, el refuerzo positivo consiste en repetir en cada ocasión en la que el bebé vaya a dormirse, las acciones y rituales que preceden y acompañan al hábito que queremos afianzar.
Los padres transmitirán al niño con su actitud, gestos y palabras lo felices y satisfechos que se encuentran con esta situación.
Dr. HÉCTOR PEREDA SERNA – PEDIATRA
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