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lunes, septiembre 29, 2025

Pesca artesanal en el Chumía: La lucha de los pescadores con el río Huallaga

La pesca artesanal en el Chumía es una actividad clave para la seguridad alimentaria y la economía de las comunidades ribereñas de la región San Martín. Se trata de una práctica tradicional, muchas veces de subsistencia, que emplea técnicas y herramientas sencillas para capturar peces durante el “mal paso”, temporada que comienza en agosto con la migración estacional conocida como MIJANO. Este fenómeno, originado por la disminución de lluvias y la llegada del verano amazónico, trae especies como doncellas, bagres, zúngaros, bocachicos, pacos, sábalos, carachamas y cahuaras.

A pesar de su importancia, la pesca artesanal enfrenta amenazas como la sobrepesca, la contaminación y el cambio climático, que ponen en riesgo su sostenibilidad. Chumía se ubica a unos 40 km de Tarapoto, camino a Chazuta, y es escenario de historias de antiguos lamistas que, tras un año de preparación —incluyendo rituales con ayahuasca, la confección de tarrafas, lanzas de pona y cestos “ojo de gato”— emprendían travesías para pescar y recoger sal en la Cordillera Escalera.

Entre las técnicas más reconocidas destacan la rampa, estructura colocada en la corriente para atrapar peces saltadores; la carrafa, que se ahúma días antes para atraer la buena fortuna; y el jala jala, cuerda gruesa con anzuelos tensada entre rocas que requiere gran fuerza y destreza.

La pesca en el Chumia genera ingresos, abastece mercados con pescado fresco y preserva tradiciones. Cuando se practica de forma sostenible, contribuye a conservar los ecosistemas y la diversidad de especies. Sin embargo, el uso de artes no selectivas, la contaminación de los ríos convertidos en receptores de aguas residuales urbanas y los efectos del cambio climático amenazan gravemente la actividad.

Se requiere mayor investigación y monitoreo para evaluar las poblaciones de peces y los impactos de la pesca artesanal, además de educar a las comunidades sobre prácticas responsables, promover la acuicultura sostenible y fomentar actividades económicas alternativas. También se plantea potenciar el turismo vivencial, donde los visitantes participen en jornadas de pesca, aprendan técnicas tradicionales, escuchen relatos culturales y disfruten de la gastronomía amazónica, generando así ingresos adicionales y revalorizando el patrimonio natural y cultural.

Consumir local y de manera responsable es apoyar a las familias pescadoras y contribuir a preservar tanto las tradiciones como el ecosistema del Chumia.

Tomás Cotrina Trigozo – Docente Universitario – www.tomascotrina.com

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