«Porque cuando soy débil, entonces soy fuerte» es una expresión del apóstol Pablo, que uno puede leer en 2 Corintios capítulo 12, versículo 10.
Negar la decepción, la pena, la tristeza del pueblo peruano por la eliminación del mundial Rusia 2018 (primera ronda) de nuestra blanquirroja…sería no tener los pies en tierra. Es una realidad. Nada se puede hacer.
Cada uno tendrá su opinión al respecto (del por qué, cómo, cuándo de esta eliminación) somos más de 32 millones de peruanos a hablar de ello, y los especialistas del balón se encargarán de eso también.
Lo que a mí me interesa es trascender un hecho factual.
Luis Alberto Sánchez decía que el Perú es un país adolescente. Pues ahora es el momento de dejar el cabo de la adolescencia y pasar al momento de la madurez.
En lo que se refiere al fútbol, somos un pueblo de apasionados por este deporte. Para muchos sociólogos esta relación se aparenta a una relación religiosa, mística a veces; donde la razón tiene poca cabida.
Vivo más de 28 años en Francia…tengo la nacionalidad gala, y en el último encuentro entre los dos paises vi el match, el partido, con mi camiseta blanquirroja, en medio de un público en mayoría con los colores franceses. Juntamente con tres peruanos más, nos levantamos como una sola persona para entonar con brío y sentimiento nuestro himno patrio. Es algo irracional, la emoción que nos embargaba nos transportó hacia nuestras raices…la única que vale: la infancia. ¿No es cierto?
Un amigo de Tarapoto me envió un mensaje que decía: «Increíble. Esperar 36 años para ser eliminados en 180 minutos.» Pueda que tenga razón, pero hay que agradecer a los muchachos por habernos hecho soñar, vibrar…y hace mucho tiempo que no se hablaba positivamente del Pérú en el extranjero (ya se hartaba uno de escuchar solamente comentar sobre la corrupción…de los Fujimori…de los Alan García, de los Toledo, etc.)
Que se quede el entrenador, que siga construyendo con ete equipo, y a seguir haciendo patria, con honestidad y trabajo. Muy orgulloso de mi selección de fútbol, contento de contar con un tarapotino (Miguel Trauco) entre los llamados.
Podremos haber estado un poco débil, pero como el apóstol Pablo, es en ese entonces que somos fuertes: sigamos unidos. Nada ni nadie nos separarán.
Porque yo creo en ti: ¡Vamos patria amada! ¡Arriba Perú!
Francia, junio del 2018.
Pedro Emilio Torrejón Sánchez.