El Perú alcanzará en 2025 una población estimada de 34 millones 350 mil personas, de las cuales 17.3 millones son hombres (50.4%) y 17.02 millones mujeres (49.6%), según las proyecciones oficiales basadas en el Censo 2017, a la espera de las cifras que vayan a dar el censo en proceso.
En este contexto, la región San Martín – según datos del censo del 2017 – se consolida como una de las más dinámicas de la Amazonía peruana, con una población que bordea los 971 mil habitantes (2.8% del total nacional), distribuidos entre zonas urbanas en expansión como Tarapoto, Moyobamba y Rioja, y comunidades rurales donde los servicios básicos aún presentan brechas notorias.


Un territorio diverso con retos estructurales
El crecimiento poblacional en San Martín representa una oportunidad estratégica para el desarrollo sostenible, pero también un desafío para los servicios públicos. Las cifras del Ministerio de Salud indican que, pese a los avances en cobertura, la anemia infantil afecta a más del 40% de los niños menores de 3 años, especialmente en provincias como Bellavista, Tocache y Mariscal Cáceres.
El problema no se limita al acceso a alimentos, sino a su calidad. Aunque la desnutrición crónica infantil se ha reducido en la última década, persiste en zonas rurales donde las familias dependen de la agricultura de subsistencia y los programas sociales aún no logran impacto sostenido. El reto está en combinar políticas de seguridad alimentaria con educación nutricional, infraestructura sanitaria y atención oportuna en los centros de salud.
Salud y control infantil: avances desiguales
En los últimos años, el Gobierno Regional de San Martín ha impulsado campañas de control del niño sano y vacunación, alcanzando coberturas por encima del 80% en distritos urbanos. Sin embargo, en comunidades dispersas de las provincias de El Dorado, Huallaga o Picota, la geografía y la falta de personal médico siguen limitando la atención.
El déficit de médicos especialistas y obstetras es otro punto crítico. Los hospitales de Tarapoto, Moyobamba y Tocache soportan la mayor carga asistencial, mientras que los centros de salud rurales carecen de equipos y medicinas. Esto repercute en la mortalidad materna y neonatal, indicadores que aún superan el promedio nacional.

Educación: más cobertura, menos calidad
San Martín ha logrado una expansión notable de su red educativa: casi todos los niños acceden hoy a educación primaria, y la secundaria se ha extendido incluso a comunidades alejadas. Sin embargo, la calidad educativa continúa rezagada. Las evaluaciones nacionales muestran brechas en comprensión lectora y razonamiento matemático, reflejo de carencias en infraestructura, conectividad digital y formación docente.
El acceso a la educación superior también enfrenta obstáculos. Aunque instituciones como el COAR San Martín y el Instituto Nor Oriental de la Selva han elevado los estándares académicos, la falta de universidades públicas fortalecidas obliga a miles de jóvenes a migrar hacia otras regiones.
Servicios básicos y planificación urbana
El acelerado crecimiento poblacional en las principales ciudades del departamento – especialmente en Tarapoto, Morales y La Banda de Shilcayo – plantea serios retos en agua potable, saneamiento y vivienda. Según el INEI, más del 15% de los hogares rurales aún carecen de acceso a agua segura, y los sistemas de alcantarillado urbano operan con deficiencias.
La expansión urbana sin planificación ha generado zonas vulnerables a deslizamientos e inundaciones, y el aumento de residuos sólidos es ya un problema ambiental y sanitario. Frente a ello, los gobiernos locales deben priorizar proyectos de infraestructura básica y gestión sostenible de recursos.


El desafío del desarrollo humano
San Martín posee una ubicación estratégica, biodiversidad y población joven –más del 55% tiene menos de 30 años -, lo que podría ser su principal activo si se garantiza inversión sostenida en salud, educación, empleo y medio ambiente.
El desafío es claro: traducir el crecimiento poblacional en mejor calidad de vida, no solo en estadísticas. La reducción de la anemia, el fortalecimiento del primer nivel de atención en salud y la mejora de la educación rural deben ser pilares de una política regional de desarrollo humano.
En resumen
San Martín atraviesa por una etapa decisiva. Con casi un millón de habitantes, la región requiere más que nunca una articulación efectiva entre Estado, sociedad civil y sector privado. Las cifras de población son el punto de partida; lo determinante será cómo esa población vive, aprende, se alimenta y se proyecta hacia el futuro.