Por: Richard Reátegui Cisneros
Durante muchos años, muchísimos años, amigos, hemos sido partícipes y protagonistas de vivencias comunes a quienes hemos tenido la suerte de vivir en una zona de belleza turbadora, inquietante y majestuosa, como es el Alto Mayo, nuestro Rioja en especial.
Cómo no recordar los parajes virginales en las cuales de niño correteábamos, las calles tortuosas sobre todo cuando la lluvia desparramaba su bendición celeste, los caminitos bordeados de pasto que nos llevaban hacia todas partes y hacia ninguna, nuestras carreteras incipientes para conectarnos con los pueblos vecinos, las nubes viajeras que anunciaban aguaceros y el canto de las aves deleitando con sus notas, el sonido del viento y sus hedónicos olores que nos traían reminiscencias diversas, el discurso del follaje, el idioma de las hojas rozando entre sí llevando el mensaje de los dioses del bosque, el desbordamiento de colores en los amaneceres y atardeceres cual paleta mágica de absoluto uso de los divinos celestes para pintar sus númenes y musas.
Hoy, amigos, es solo un recuerdo de aquellos quienes hemos tenido la suerte de gozar de estas bondades de la naturaleza. Nuestros descendientes pensarán, en el futuro, que son solo evocaciones míticas de mentes afiebradas.
Abonó todo este cuadro apocalíptico el hecho de tener en el devenir de los años, muchas autoridades que han jugado con las necesidades del pueblo, quienes han hecho del ofrecimiento fácil y carente de sustento, el pan nuestro de cada tortura. Una de esas, es el hecho de persistir con la idea de un aeropuerto para Rioja, un deseo bastante comprensible en nuestra población, pero que carece de sustento técnico y legal, pues nuestra economía es una que se mueve bajo los dictados de las leyes del mercado. Decir esto me ha costado muchos sinsabores y denuestos, pero que fiel a mi palabra he sabido soportar porque sé y estoy convencido, que aquella conectividad terrestre iniciada hace décadas es la que ha determinado aún más con el correr de los años, la inviabilidad técnica y económica de tener un aeropuerto en el Alto Mayo.
Quiero recordar algo que manifesté en los años 90: “una vez asfaltada la carretera que va de Tarapoto a Chiclayo, casi el 100% viajaremos por bus a Chiclayo, Trujillo y Lima, entre otros destinos y este aeropuerto dejará de funcionar por la mínima demanda”, Me gané muchos adjetivos y detractores, amigos y paisanos riojanos y la propia Alcaldesa de aquel entonces, entre ellos. Finalmente, se asfaltó la carretera y el aeropuerto de Rioja quedó abandonado.
Aún hoy, autoridades diversas continúan con esta pretensión, desviando esfuerzos y recursos que deberían orientarse a mejores fines. Ofrecimientos van, ofrecimientos vienen. Congresistas, alcaldes, todos como corifeos de una letanía adormecedora que solo conlleva al absurdo enfrentamiento entre hermanos amazónicos. Pero nada dicen que existe un dispositivo legal que determina la concesión de aeropuertos a nivel nacional, entre ellos el de Tarapoto, y que sanciona hasta 25 años por delante, la imposibilidad de construir aeropuertos en el ámbito comprendido hasta 150 km a la redonda de un aeropuerto concesionado. Tarapoto está a menos de 100 km de Rioja. Porqué no dicen esto?
Esa es la razón por la que me dirijo a ustedes, amigos y paisanos de Rioja y el Alto Mayo. Soy consciente del deseo de nosotros de tener un aeropuerto pero la realidad es muy dura y hay que entender que no existen las condiciones para que se cumpla este deseo, por muy justo que este sea.
Esta introducción la hice como antesala a la propuesta preparada luego de múltiples conversaciones entre riojanos y amigos de riojanos que queremos lo mejor para nuestra tierra y es ahí donde surge la idea de Hugo Vela Salazar: proponer que el área de 40 Ha aproximadamente sea destinada a un Gran Parque Natural, ya que nuestra querida Rioja no cuenta con un espacio donde podamos disfrutar del aire libre, lejos de bullicio de la ciudad y practicar deportes, caminatas, ciclismo, teatro y mucho más, tal cual sucede con el Central Park de Nueva York y de otras grandes ciudades del mundo.
¡Rioja sería la primera ciudad del Perú en tener un Gran Parque Natural!
Diseñemos un Gran Parque Natural que cuente con bosques de maderas nativas, plantas medicinales y flores silvestres, frutales, palmeras, biohuertos y zoocriaderos, surcada por corrientes naturales de agua como el Trancayacu, cruzado por muchos puentes, en las cuales aves multicolores y de diversas especies retocen junto a los visitantes, cual paradisiaco sueño que todos, en conjunto, podríamos hacer realidad.
Empecemos solicitando la intangibilidad de esta área, a través de un Patronato creado exclusivamente para este fin, antes que sea enajenado para otros fines. Es el momento preciso para hacer de Rioja una ciudad que sea el ejemplo de lo que debe hacerse en la Amazonía, como un tributo a la naturaleza, la cultura, el arte, el sano esparcimiento y el deporte.
Estoy seguro que podemos lograrlo. Unidos el pueblo riojano con sus profesionales, sus empresarios, amigos de Rioja y la Municipalidad, haremos realidad este sueño.