A menos de un mes de la segunda vuelta de las elecciones regionales en San Martín para elegir al nuevo gobernador todos se preguntan si será más de lo mismo; o sea, sin poder entender qué es lo que realmente queremos y si verdaderamente estamos entendiendo el concepto del desarrollo; sobre todo, si la autoridad electa seguirá haciendo oídos sordos cuando no sabe leer el mensaje de que para gobernar con eficacia es necesario saber rodearse de la gente adecuada.
Acabo de retornar de Lima y mi pregunta reiterada fue para conocer la nueva tendencia de las preferencias del electorado y me sorprendió escuchar que las preferencias por uno de ellos han aumentado. Obviamente no lo voy a descubrir, pero bueno es decir que este direccionamiento se va acentuando y quienes me dicen las razones de esta orientación no dejan de tener sentido con lo que una vez más se cumpliría aquello de que el pueblo no se equivoca y solo lo descubre cuando se da cuenta que los periodos de gobierno pasan sin cambios y que no se ha avanzado nada. Debo decir que desde hace casi veinte años mis estimaciones no me han fallado.
Tanto Pedro Bogarín como Walter Grundel tienen sus preferencias; sin embargo, el asunto es que si sus seguidores lo hacen por un sentimiento de afinidad espontánea sin importarles que los candidatos no tengan claro el concepto del territorio y lo que son las políticas públicas para hacer que la gente alcance la felicidad.
El nuevo gobernador debe saber rodearse de gente que sea soporte de sus criterios y decisiones. Teniendo en cuenta que ambos vienen de ser alcaldes provinciales, sus talantes de políticos deben demostrarlo cuando sean propositivos y sepan escuchar los mensajes que los ciudadanos les enviamos porque cuatro años los terminan pasando en blanco y esto obedece porque los gobernantes terminan siendo gobiernos de autistas y cuando ya han perdido el tren tienen la osadía de decir “no te has dejado ver” y solo resta decir “ya fuiste, tío”.
Sería interesante que antes que los candidatos estén haciendo ofrecimientos vanos sepan qué es lo que piensan hacer y cómo hacerlo dentro de los ejes del desarrollo, aunque en este momento los discursos suelen ser solo políticos. En el eje social no hemos avanzado nada en estos últimos años, por ejemplo. Los gobernadores tienen que poner a la gente que implementen las políticas públicas regionales, porque prefieren dizque a los que “tienen el perfil”, un asunto que nunca lo entenderé.
Queremos que dentro de los próximos años los agricultores hayan solucionado sus problemas resolviéndolo por el lado adecuado, la anemia haya desparecido, que los niños lean más, que recuperemos nuestros ríos, que los servicios de la salud mejoren, que haya más oportunidades de trabajo y que mejoren las oportunidades para todos. Cuatro años de gobierno no es mucho, pero es suficiente para saber si nos han tonteado y si nos encontramos en la línea correcta.