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lunes, mayo 6, 2024

“Cuentos de los derviches” El jinete y la serpiente Idries Shah: La enseñanza Sufí

Es una recopilación de ochentidos cuentos magistrales caracterizados por su brevedad, concisión, profundidad, belleza, magia, sorpresa y encantamiento. Una antología, poco común que combina la sabiduría y el ingenio de Oriente en la pluma de uno de las autoridades máximas del Sufismo y de la literatura Persa. Aparte de su significado esotérico, estos cuentos y leyendas son fuente de humor y entretenimiento, pero que también pueden llevar al lector a zonas más altas del conocimiento ético y filosófico.

Pueden ser leídos en diferentes niveles, de modo que la dimensión interna del lector pueda ir abriéndose.

Idries Shah integra contenido profundos y belleza literaria: Sus temas enriquecen con la sabiduría que contienen y el encanto de la fantasía que trasmiten. Este diestro narrador, hijo de un sabio afgano, descendiente directo del Profeta Mahoma es el más alto exponente del Sufismo haciéndolo accesible a Occidente y trasmite la enseñanza moral, espiritual y su fe a través de situaciones muy simples e ingeniosas – analogías, parábolas, apólogos, proverbios— que encierran mensajes de enseñanza interior de grandes Maestros como Rumi, altar, Saadi y tantos.

Los Sufis, antigua escuela de filosofía y enseñanza superior, consideran que la intuición espiritual –aguda punta del alma— es la única vía verdadera hacia el conocimiento; usan estas historias como ejercicios –entrenamiento sicológico—para trasmitir en forma un tanto velada y estratégica sus profundas y prácticas enseñanzas. “Sus anécdotas –nos dice Idries Shah— ya sea por la sabiduría que expresan o se disfrute el humor que de ellas emanen –contienen un goce artístico permanente. He aquí algunas muestras.

ESPOSAS.
Nasrudin pertenecía al “Club de aquellos que no tenían miedo a sus esposas”.

Un día el Presidente llamó a una reunión y la inició de la manera acostumbrada diciendo: °Oh, todos ustedes que no tienen a sus esposas, tomen asiento”.

Todos se sentaron excepto Nasrudin. ¿“Que pasa Nasrudin: Tiene usted miedo a su esposa?”

No, yo no le tengo miedo, pero no puedo sentarme. Ella me golpeó tan fuerte anoche que estoy molido y lleno de moretones”.

EL JINETE Y LA SERPIENTE. (RUMI)
Los cuentos – enseña son de gran valor y ayuda para el docente. Ellos también provienen del folklore popular, de la tradición de los pueblos, y han sido trabajados, pero sin perder esa espontaneidad y a la vez profundidad filosófica y gusto artístico.

En la siguiente historia, fácil es caer en la duda de si es una parábola, un cuento enseñanza o una historia real. Conviene enseñarla de acuerdo al auditorio con que el maestro cuente. El símbolo se presta generosamente. “El jinete y la serpiente”.

Un jinete, desde su aventajada posición, vio cómo una serpiente venenosa se deslizaba por la garganta de un hombre que dormía. El jinete sabía que si dejaba dormir al hombre, el veneno seguramente lo mataría.

En consecuencia, sacudió al hombre dormido hasta que despertó. Sin perder tiempo, lo obligó a ir hasta un lugar donde había manzanas podridas tiradas en el suelo y lo obligó a comerlas. Luego, lo forzó a que tomase, da un arroyo, grandes tragos de agua.

Mientras trascurría todo esto, el hombre trataba de escapar, gritando: ¿Qué es lo que he hecho, enemigo de la humanidad, para que abuses de mi de tal manera?

Finalmente, cuando estaba casi exhausto y anochecía, el hombre cayó al suelo y vomitó las manzanas, el agua y la serpiente. Cuando vio lo que había vomitado comprendió lo ocurrido, e imploró el perdón del jinete.

Esta es nuestra condición. Al leer esta no toméis historia por alegoría, ni alegoría por historia. Aquéllos que están dotados de conocimiento tienen responsabilidad. Aquellos que no lo están, nada tienen aparte de sus conjeturas.

El hombre que había sido salvado dijo: “Si me lo hubieras dicho, hubiese aceptado tu tratamiento de buen grado”.

El jinete contestó: “De habértela dicho, no lo hubieras creído. O te habrías paralizado de terror. O habrías escapado. O te hubieses dormido nuevamente, buscando el olvido. Y no hubiese habido tiempo”. Espoleando su caballo, el misterioso jinete se alejó.

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