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lunes, mayo 6, 2024

Yo soy… la entrenadora

Karina Roncal Alva
COLUMNISTA

Tomando una taza de café bien cargado, así como el alma de la mujer, con ese exquisito aroma, acompañada de una leve garúa que se acentúa en la ciudad, extrañamente ese olor a tierra mojada me excita el alma y me traslada a pensar un sin fin de cosas, muchas de ellas irónicamente antes no tenían respuesta y hoy tienen más de una, lo que hace que mi cabeza con algo de locura llegue al punto de haber tenido un TEC grave después de un accidente de recuerdos antes enterrados.

Todo empezó cuando tenía 12 años de edad, rompiendo las reglas básicas del juego de la botella me negué a dar un beso al loco y demente compañero de clase que no era más que un sucio y patán; pues creo que desde ese patán empezó el tema de la mala suerte para mí y la buena suerte para ellos.

Ahora veinticuatro años después, puedo decir que soy una Comunicadora Social exitosa, pero con la maldición que me acompaña melosamente y no quiere desaparecer.

En una reunión de calzones en dónde reencontrarse con las amigas, hablar de sexo, hombres y aventuras es lo que resalta en el magno evento, nos pusimos a hacer una recopilación de nuestros “exs” entre amigos cariñosos y novios formales, pum!!! gran sorpresa cuando en resultado de ello, el 90% de esos que formaron parte de mi vida, han encontrado el amor verdadero, están formalmente y hasta casados con aquellas señoritas que aparecieron en sus vidas después de mí.

¿Soy el amuleto de la buena suerte o soy su training personal muy efectiva que los prepara para que puedan desarrollarse plenamente en eso que se llama “amor”?, si es de esa manera, pues no soy la que critica a los hombres por ser “Don Juanes de mami” o los “pendejitos infieles detectables”, sino porque ni siquiera estos “condenados” me han dado los créditos de su desarrollo amoroso.

Ahora sé que aquella niña, rompe corazones, se hizo mujer y esa mujer atrajo más de un “intento de príncipe”, lo más loco fue que ellos me dieron felicidad, me engalanaron y así pasamos de 1 a unos cuantos más, la lista se alargó y las decepciones también, pero sin embargo tras esas decepciones, fui la que les enseño a amar, a ser hombres y a poder estar con una, no con miles.

Lo que yo siempre he buscado es un novio, un novio de bien, apto y capaz en todo lo que se refiere al campo del amor, incluyendo el sexo, sabía que no venía en caballo, ni era azul y que tampoco podía escoger por catálogo a esos papacitos semidesnudos y bastantes musculosos, NO, no eran tan reales ni cercanos, sin embargo un intento vago de copia de esos ideales aparecieron, al principio costaba acostumbrarse, luego ya la práctica me hizo maestra de este arte, el enamorarme ya no era protocolar, no al menos de aquellos tipos de los cuales no buscaba más que invertir mi tiempo de ocio para no compartirlo con la soledad, esa que me resultaba un tanto antipática y así empecé a ganar cancha en esto que se llama “relaciones amorosas”.

Mis amores de juventud han sido y son peculiares, en lo que respecta al amor me he vuelto incrédula, no soy de las que prefiero “amores de barra” que salidas al cine, pero antojadizamente me provoca otras cosas que tan cursimente el amor y ese tipo de relaciones no me proporcionan.

Bendición o simple condena la que adquirimos las mujeres con la “intuición”, deseosa ante los hombres o simplemente detestada a la vez. ¿Qué haríamos sin la intuición? ¿Seríamos las mismas?, inseguridad, desconfianza, quizás señores, pero ustedes buscan su propia condena, incluso ustedes buscan de quién aprender y aprenden bien, ellos aprendieron conmigo, yo gané experiencia, maestra o no, esta vez los créditos me los llevo yo.

¿Así que te crees jugador?….Bienvenido YO SOY LA ENTRENADORA….

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