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sábado, mayo 4, 2024

Basta de chocolatadas II

Por Alonso Ocampo

Pensaba terminar el año con columnas positivas y sin hacer paté con mi hígado, pero ello será imposible, y todo por culpa de las fiestas navideñas que súbitamente hacen florecer en los espíritus mundanos sentimientos que genuinamente no poseen con la enfermiza intención de obtener algún tipo de beneficio.
Habrán algunos gestos y acciones individuales o grupales (caso Manos Unidas y otros) cuya constancia y permanencia ayudando a los desposeídos además de ser auténtica, sí necesitan publicitarse ya que su sostenibilidad en el tiempo depende básicamente del apoyo de particulares y han demostrado -hasta la fecha por lo menos- que no están buscando ningún interés subalterno más que ayudar al prójimo.
Estamos en el mes de diciembre y al igual que en fechas próximas a las elecciones políticas (aunque en plenas fiestas navideñas algunos inician su campaña municipal o regional), el afán de lograr algún beneficio personal publicitando las famosas chocolatadas causa urticaria; niños de familias humildes pugnando por un juguete, un trozo de panetón y una taza de chocolate se reúnen alrededor de cuasi dioses que “generosa” y “desinteresadamente” vienen bajo el hombro con costales de ilusión, y por supuesto, cómo no, con cámaras , flashes y periodistas.
El problema no radica únicamente en que se publicite su “noble acción” porque contrariamente a sus intereses el grueso de la población lo toma como una vergonzosa carencia de valores porque trafican sin ningún tipo de rubor con la necesidad de la gente.
Si algún congresista, alcalde o cualquier otra autoridad organizan una chocolatada y envía una catarata de notas de prensa, con fotito incluida, indicando que agasajaron a miles de niños, solo queda decirles que no impresionan a nadie, todos sabemos que no es con plata de sus bolsillos. Háganse los solidarios y desprendidos con su propio peculio, no con el dinero de todos los peruanos, encima tienen la concha de publicitar dichos eventos para mejorar su imagen o como parte de su campaña política; indignante desde todo punto de vista. Siendo esto así me interesa un rábano esta engañosa y súbita solidaridad.
Para estos oscuros fines se prestan expeditivamente los medios de comunicación tanto radiales, escritos y televisivos, realmente no puedo entender qué relevancia periodística puede tener una chocolatada, si día a día estos generosos filántropos no se inmutan con el trabajo infantil, tampoco con la violencia en los hogares sanmartinenses, menos aún con las diversas formas de discriminación que sufren casi de forma permanente.
Así que más allá de las poses fotográficas, a Ustedes señores congresistas, alcaldes, ex alcaldes, candidatos declarados, candidatos en ciernes no sean tan sinvergüenzas en seguir publicitando chocolatadas, agasajos con plata ajena o propia, si quieres hacerlo y sentirte bien no necesitas de fotitos ridículas y forzadas, menos aún de notas de prensa zalameras.

PD. Artículo de diciembre de 2012, reeditado para la ocasión en tanto seguimos en lo mismo.

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