a través del cristal
Willian Gallegos Arévalo
columnista
El desenlace del fallo de La Haya es lo más estúpido que podría habernos pasado. Y los politicastros –quienes se consideran referentes– se siguen regodeando con el supuesto “triunfo” de la causa peruana, cuando los pusilánimes miembros de esa tremenda Corte han dejado más problemas que la solución que hubiéramos deseado. ¿Por qué? Porque esos analfabetos de La Haya se fueron más allá de lo que pidieron los litigantes, al fijar el Hito 01, como el inicio del paralelo que ahora ha originado un desmadre de la grandísima.
El “fallo” de La Haya, deja también, personajes que se han desenmascarado defendiendo posiciones irracionales como esa señora Bachelet, cuyo discurso después de la sentencia desdice de su posición contemporizadora que siempre nos había vendido, y ahora se muestra como una mujer prepotente, amenazadora. Y pensar que le había tenido simpatía a esta mujer. Piñeira, siendo derechista confeso, aparenta ser más racional y ecuánime que la Bachelet, una mujer supuestamente de izquierda, y que ahora habla como si fuera el mismo Pinochet redivivo.
¿Me equivoco? Si los chilenos aceptaron la competencia de La Haya, era porque aceptaban que a la posición peruana, como demandante, podría asistirle un derecho al exigir el resarcimiento de unos límites que eran justos por equitativos. Y ahora exigen que el famoso triángulo que se forma al considerar el Hito 01, se les entregue. Entonces, es legal, al ir la Corte de La Haya más allá de lo que le pidieron las partes para que dirima en justicia, recusar la sentencia que es un exceso y, por lógica, debemos demandar a esa tremenda Corte; y a Tomka, principalmente, por torpe y desubicado. O sea, ese fallo no es válido. ¿Absurdo? No. Ha sido, pues, una sentencia como la dada por un grupo de analfabetos dirimiendo sobre algo que no conocían.
El caso que nos ocupa trae a colación un tema que por primera vez vamos a tratar. ¿Por qué Chile nos exigió pagar una indemnización de guerra y se apropió de territorios peruanos si fueron ellos quienes le declararon la guerra al Perú un 05 de abril de 1879? ¿Y por qué el Perú aceptó pagar esa indemnización? Y con esas casi tres hectáreas que quieren apoderarse los chilenos ya es el colmo del abuso y de la prepotencia. Bueno, ya nos ´la hicieron´ los ecuatorianos con el enclave de Tiwinza.
El tema de fondo es que nos hemos acostumbrado a aceptar una cultura de perdedores. Ya lo dije en el artículo anterior: hemos vendido una imagen de “buenas gentes”, que, coincidentemente, también señala Pedro Salinas, en la revista Hildebrandt en sus Trece, de la última semana. Por la pusilanimidad de los políticos nos han cercenado tanto territorio “en aras de la paz”, pero también a los grupos de poder no les interesa el país, solo sus negocios. Las potencias extranjeras, a través de sus inversionistas, tienen enclaves en Ica que un poco más se van a convertir en feudos, igual que esos minúsculos principados europeos, como Andorra, San Marino y Mónaco, si no lo recuerda, amigo lector.
Si no tenemos políticas de Estado, no podemos defender nuestro territorio de manera coherente y con convicción. No tenemos, entonces, políticas de frontera. Los políticos corruptos que piensan solo en el poder, viven con la ensoñación de ser candidatos perpetuos, como si estos delincuentes fueran salvadores de un país que todavía no encuentra su norte y por eso, de manera irrespetuosa, los señorones de La Haya han tenido que dar un fallo creando más problemas y no haber contribuido a encontrar soluciones definitivas. Bueno pues: ¿solo a los peruanos le pueden hacer esto? ¿Tan caídos del palto nos consideran?
Necesitamos repensar la historia. Crear una cultura de suficiencia y autoestima natural. Salir de perdedores; escapar de ese laberinto de los derrotados. Escaparnos de ese escenario en que la prensa se ha especializado en hacer de cualquier idiota un sujeto presidenciable. Miremos los presidentes de la república que hemos tenido. Con excepciones, claro.