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sábado, abril 20, 2024

¡Qué tal corrida!

Encuentros íntimos que nos vuelven locos. Algunas veces no pensamos, solamente nos dejamos llevar. Sin duda, la calentura termina por quemar todo. Solo es cuestión de segundos para que una buena corrida sea la única escapatoria.

No caeré en moralismo, mucho menos me santificaré, porque en el Perú para muchos se es infiel por naturaleza, es infiel el hombre y la mujer también. La monogamia la practican pocos, por eso el cuerno se convierte en esa flor que es imprescindible para adornar el jardín.

Pero, tampoco, tampoco Julito, vas muy rápido que no nos dejas asimilar. Primero, admitiste que eres mantenido por tu esposa y que te gustaba serlo, fuiste el hazme reír de muchos, pero eso no tuvo mucha cobertura por los medios, porque en la modernidad los acuerdos de pareja se respetan. Pero ahora nos quieres hacer comer el cuento de que estabas en un almuerzo de trabajo (con flores y velas incluidas), que no saliste corriendo sino de prisa porque ibas por ayuda. Ya pues, no nos insultes.

Julito, es correcto, las explicaciones son para tu esposa, porque en lío de dos, el tercero estorba, pero estamos en proceso electoral y tú no quieres ser presidente de Apafa, ni regidor, alcalde o congresista, ¡NO!, tú aspiras ni más ni menos que para Presidente de la República y ahora llevas un cartel pegado en tu frente que dice: “Pendejo monse y cobarde”, así que ahora solo te queda seguir corriendo.

Las desventuras del moradito Julio Guzmán, el hombre que supo amar, pero que ahora está llorando porque el fuego lo terminó por quemar políticamente hasta dejarlo en cenizas, se ha convertido en la noticia que acapara todas las portadas y titulares, tanto que parece esas típicas cortinas de humo que maquinaba Montesinos desde el Servicio de Inteligencia.

Pero este humo sí salió, pero de la habitación de donde un personaje diminuto corrió para que nadie lo reconozca. Aquel personaje romántico y sensible que se esmeró por poner pétalos de rosas en toda la cama de la habitación para impresionar a su amada (que no es su esposa). Ese personaje que se tomó el tiempo de inflar globos y estúpidamente encendió velas a plena luz del día, velas que terminaron por consumir todo. ¿A quién se le corre? Ese personaje es quien nos vendió la idea de política fresca y joven, libre de corrupción y escándalos, pero que irónicamente ahora está en la boca de todos por no poner en práctica la frase: “Dios perdona el pecado, pero no el escándalo”.

Ayyy Julito, acaso no sabes que si las cámaras de Magaly Medina no te ampayan trampeando, las cámaras de las calles que están en cada esquina y en cada casa, te pueden delatar en un 2×3. ¿No sabes que ahora todo queda registrado?

Este incendio fue la sentencia de muerte política de Guzmán, había muchas personas involucradas, la trampa, el portero, el de las flores y el que hace delivery de comida, sin contar a los vecinos, bomberos, etc. ¿Creíste que nadie se iba a enterar? Hay que ser bien ingenuo. Lo único que logró el líder del morado es tapar el vergonzoso accionar de Mora.

Julito, caíste como un tremendo “gil monse”, ese que piensa con la cabeza de abajo y para variar creíste que nos íbamos a tragar el floro de que estabas almorzando y que se quemó el televisor y por eso saliste corriendo para buscar ayuda, cuando lo que hiciste es salir de esa escena para que no te involucren con tu trampa y mientras tanto, que la flaca con toda la calentura y los vecinos se jodan.

El moradito ya huele a cadáver político. Está jodido y todo por monse. Ni Mora que sí es un maldito pegalón ocupó tanto interés de los medios y de la población, pero tú Julito, infiel aprendiz te orinaste en los pantalones por un poco de fuego.

Cada vez estoy más decepcionada de la política peruana, todos mienten, todos se lavan las manos, todos corren cuando las cosas se ponen feas, entonces ¿Por qué quieren gobernar? Un Presidente de la República debe tener los huevos o los ovarios bien puestos y eso les falta a muchos y muchas. ¡Cólera me dan!

Qué tal corrida Julito, por poco y te decimos Gladys Tejeda. Ya pues, no eches la culpa a nadie. La culpa la tienes tú y esas ganas que le tenías…

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