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sábado, mayo 4, 2024

CASA DE REPOSO ACOGE A MÁS DE 60 ANCIANOS ABANDONADOS, INDIGENTES Y ENFERMOS TERMINALES

El padre Adrián Ochoa Mendoza, fundador de la casa reposo “Martín Fulgencio Elorza Legaristi” en Rioja, manifestó que desde hace 18 años el asilo acoge a ancianos en abandono total, indigentes y personas con cáncer en fase terminal. La obra de bien, subsiste gracias al generoso apoyo de las personas que nos hacen llegar a casa de reposo en ubicado en Rioja en la carretera a Posic.

Las donaciones llegan por medio de nuestros amigos, los gastos son principalmente en pañales, útiles de limpieza y alimentos, la pandemia no está golpeando, la ayuda ha bajado, tenemos que mantener 65 ancianos.


“LO DIFÍCIL SE CONSIGUE, LO IMPOSIBLE SE INTENTA, SE TRABAJA, SE LUCHA EN DÍA A DÍA”


El padre Adrián Ochoa comenta que el asilo nació un 12 de mayo de 2002 para acoger a mucha gente que necesitaba de apoyo. “Mis compañeros y amigos me decían que era una cosa loca, porque no había fondos y no teníamos el lugar. Gracias a Dios, una fiel amiga cristiana me cedió una chacra y ahí nacimos con los primeros cuatro pacientes, los que trabajaban eran voluntarios y al mes teníamos 10 y a los dos meses teníamos 15 y así crecimos y las necesidades también”, nos dice.

“Cuando iniciamos la obra, teníamos una olla, cinco platos, una ollita, una tetera y las cinco camas para los enfermos”.

Tenemos 18 años trabajando en el asilo, trabajamos con personas en abandono total, indigentes y con personas con cáncer en fase terminal. Los pacientes no tienen DNI, no gozan de “Pensión 65” menos bonos del gobierno, es un trabajo de fe y amor por el prójimo” indica.

Moyobamba y Rioja, ciudades próximas al asilo, existen empresas que podrían apoyar. “Nosotros no somos una ONG ni una fundación, pero nosotros estamos aquí para servir al prójimo”, señala.

Ahora, en esta pandemia, la gente nos llama y nos busca, que acá hay a un viejito abandonado, si el Fiscal de Familia nos da autorización, nosotros lo traemos a vivir con nosotros, trabajamos experimentando la misericordia de Dios que no nos abandona, comenta.

El padre Adrián no es el curita español blanco ni alto, este curita es de montar a caballo, agarrar un machete, internarse en la selva y lleva las palabras de Cristo a los lugares más inhóspitos del Alto Mayo “nací y crecí en una familia humilde en Moyobamba, trabajo y vivo en la selva, realizo este servicio porque podemos experimentar el amor y la misericordia de Dios para el prójimo, el Papa Francisco nos dijo que la misericordia es la viga maestra que sostiene la vida de la Iglesia” finaliza.

“Tenemos otra casa que es de salud mental y aquí tenemos 20 pacientes, de los cuales 12 son los que hemos recogido de la calle y no sabemos cómo se llaman ni qué edad tienen, porque no te dan razón. Los otros 8 son de familias que los han internado en nuestra casa. Tenemos un médico y una psicoterapeuta que trabajan voluntariamente y vienen cada 15 días de Chiclayo, tenemos 8 años en la casa de salud mental y 18 años con la casa de asilo y reposo”

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