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viernes, mayo 10, 2024

El maltrato del SAT

Por: Alonso Ocampo

SAT en Tarapoto es sinónimo de conflicto casi permanente, a su ineficacia como ente recaudador o “cobrador” de los tributos municipales, lo cual queda refrendado al observar una altísima tasa de morosidad que a lo largo de los años no se redujo sustancialmente, a ello debemos sumar el incremento sistemático de personal, concursos públicos amañados para ocupar plazas laborales, constantes cambios de gerentes que impiden desarrollar políticas tributarias de mediano y largo plazo.

En esta ocasión no quiero ocuparme de estos temas, porque finalmente casi todos los conocemos, porque además mucho se ha dicho y poco se ha hecho, a la lentitud del Concejo Municipal para poner freno a esa autonomía casi ilimitada se suma la poca voluntad política del alcalde Walter Grundel para impulsar su reestructuración, es evidente que resulta más conveniente para sus intereses que esta entidad recaudadora siga en la nebulosa ya que en esas condiciones podrá seguir usándola como agencia de empleos para su gente, no olvidemos que dos de los vacadores de los regidores que lo acompañaron al inicio de su gestión “ganaron” sendos concursos públicos para ocupar plazas laborales.
Pero este artículo tampoco tiene que ver con aquello, en principio porque muchos profesionales han expuesto públicamente su posición, sugerencias y críticas respecto de este ente recaudador, otros tantos ya empiezan a olvidar que el actual alcalde sostenía que iba a “desaparecer” el SAT-T-

Hace dos días tuve el infortunio de pisar su local institucional alquilado por 4 mil soles mensuales, únicamente para hacer el pago de revalidación de mi brevete, lo primero que observé al ingresar fue un desorden que inmediatamente comenzó a alterarme los nervios.

Ya con el ticket de atención que me indicaba que sería el número 60 fui hacia los módulos de atención, eran únicamente cuatro personas para tantísimos contribuyentes, el drama comenzaba a instalarse en mi cuerpo porque podría sospechar cuánto demoraría en hacer un pago cojudo, mi angustia se incrementó cuando vi en los televisores que recién iban atendiendo al número 26, con tanto ciudadano que atender y tan poco personal haciéndolo mi serenidad simplemente huyó de mi cuerpo. Decidí en aquel instante retirarme del local ya que no estaba dispuesto a esperar.

Iba saliendo del inmueble e iba observando sus paredes humedecidas con el característico color y olor que produce, ante mis ojos aparecieron los baños, tanto de hombres como el de mujeres con las puertas abiertas, emanando un desagradable olor y con basura desperdigada en su interior, dando pasos apurados pensaba que este SAT-T es una mierda, además de la mala atención por las condiciones que brinda al contribuyente.

Algunos dirán que estoy exagerando, sin embargo considero que el enorme porcentaje que dispone el SAT-T no sólo por los tributos municipales, sino por los pagos que se realizan allí para cualquier trámite les permitirían tener unas instalaciones decorosas y con un mínimo nivel de comodidad para aquel ciudadano que cumple con sus obligaciones tributarias.

Alguna medida se tiene que tomar, resulta un despropósito seguir pagando un alquiler tan alto por un inmueble, es hora de pensar en el local propio, de otro lado tendría que disponerse inmediatamente una mejor distribución de atención al contribuyente, nuestro tiempo también es muy valioso como para ir a perder una o dos horas esperando.

Masticando mi bronca porque no podría realizar el pago respectivo, una luz iluminó mi rostro al recordar que en el local de la Municipalidad Provincial de San Martín existe una ventanilla para realizar la cancelación de derechos como los que buscaba hacer.
A estas alturas puedo concluir que el SAT-T sirve indiscutiblemente para dos cosas, para desaparecer la plata de los contribuyentes y ahora también para maltratarlos con una pésima atención desarrollada en ambientes inapropiados.

 

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