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viernes, abril 19, 2024

Pastillas para no dormir

¿Alcaldes no deben ser
comerciantes… si burócratas?

Por Alonso Ocampo

El día de ayer un dirigente del APRA brindó unas declaraciones a este diario cuya frase más relevante y desafortunada fue “es tiempo que los comerciantes dejen de ser alcaldes de Tarapoto”, pensamiento que contiene una alta dosis de intolerancia de quien debería pregonar la más amplia apertura para la participación del común de los ciudadanos en la vida política. Hay que recordar que la Constitución Política del Estado garantiza la igualdad ante la ley, así como también a participar en la vida económica, social y cultural de la Nación consecuentemente todos los ciudadanos tenemos, conforme a ley, derecho a elegir y ser elegidos.
Si la palabra “comerciante” no fue usada en forma despectiva ni peyorativa entiendo que desde su óptica se tendría que tener una carrera u ocupación específica para postular a un cargo público, o visto de otra manera solo los empleados públicos o profesionales independientes podrían hacerlo.
Hay otros elementos más importantes a tener en cuenta que la ocupación o profesión de un candidato, se me ocurren entre otras cosas, amor por su tierra, sensibilidad social, honestidad a prueba de balas y un gran equipo de trabajo.
Que yo sepa no hay político de profesión o de ocupación porque si así fuese la posibilidad de que ceda a la tentación de tocar fondos públicos se incrementaría, un ciudadano trabaja y dada su naturaleza accesoriamente se ocupa de temas políticos, el romanticismo acabó hace muchos años, consecuentemente los encontraremos ganándose la vida tan igual como aquellos mortales a quienes muy poco les interesa los temas políticos, sociales.
En la capital departamental Moyobamba, contrariamente sus ciudadanos nos quejamos que siempre accedieron a la alcaldía profesionales que trabajaban en el aparato estatal, profesores como el entonces acciopopulista César Arévalo Seijas, los apristas Severo Silva Picón, Rafael Bardález Sifuentes, el abogado fujimorista Ramón Leveau, el ingeniero de Acción Regional Telésforo Ramos Huancas o el actual alcalde Mardonio del Castillo Reátegui, quien sigue siendo trabajador activo de Electroriente. Muchos moyobambinos piensan que gran parte de las dificultades que tiene nuestra ciudad para lograr un desarrollo rutilante es precisamente haber elegido como alcaldes a ciudadanos que pertenecen a la burocracia estatal.
En ese contexto se les atribuye falta de visión y planificación para hacer de Moyobamba una ciudad competitiva, más bien venimos siendo derrotados por un incontrolable deterioro urbanístico, ausencia del principio de autoridad, colapso de los servicios públicos, hasta hoy no se planifica nada; mientras ello ocurría en Moyobamba, Tarapoto iniciaba su despegue apoyada en la actividad comercial y en el interés que comenzaban a mostrar algunos empresarios con motivación social y preocupación por la problemática de su ciudad.
Particularmente prefiero como alcalde a un empresario exitoso a un oscuro burócrata que se aburguesó y se acostumbró a recibir su sueldo cada fin de mes. Es mejor un “comerciante” que brinda trabajo directo e indirecto a uno, dos o cien jóvenes, que compite día a día con la informalidad, con nuestras contradictorias leyes, con nuestras impredecibles autoridades, con la implacable Sunat. Así también lo entienden algunos amigos tarapotinos que afirman que los dos alcaldes apristas que tuvo la Ciudad de Las Palmeras, Salomón Yengle e Ignacio Ruíz eran “comerciantes” y coincidentemente la población conserva en su memoria un buen recuerdo de sus gestiones.

No existe verdad absoluta, entendiendo ello resulta claro que tener a un empresario en el sillón municipal tampoco garantiza una gestión brillante -muestra irrefutable es el actual alcalde tarapotino Walter Grundel- pero desde mi punto de vista personal y dada la experiencia moyobambina alguien perteneciente a la administración pública tampoco.
Finalmente habría que decir que los “comerciantes” llegan a ocupar el sillón municipal igual que cualquier ciudadano, es decir mediante el voto popular, salirles al frente para cambiar una historia que consideramos adversa para los intereses de nuestras ciudades está en manos de los partidos políticos, de sus líderes, de sus candidatos, de sus planes de gobierno…no hay secretos ni misterios.

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