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lunes, mayo 6, 2024

“La más noble de las profesiones o el más vil de los oficios”

“¿Por dónde ha entrado usted? Por la puerta. ¿Sabe usted que no se puede pasar? He pasado. ¿Quién es usted?: Soy un PERIODISTA”, esta frase nos recuerda las ventajas que tiene un periodista, como por ejemplo, tener puertas por donde ingresar para hacer justicia poniendo en ejecución su más noble profesión, sin embargo, son esas mismas situaciones que a algunos periodistas los convierte en los dueños del vil oficio, creyendo tener el poder de hacer lo que deseen solo por ser periodistas, convirtiéndolos en seres despiadados que se venden por un par de limosnas.

“Amo el periodismo por esto. Temo al periodismo por esto. ¿Qué otro oficio permite a uno vivir la historia en el instante mismo de su devenir y también ser un testimonio directo? El periodismo es un privilegio extraordinario y terrible; no es raro, si se es consciente, debatirse en mil complejos de ineptitud. No es raro, cuando me encuentro ante un acontecimiento  importante, que sienta como una angustia, el miedo de no tener bastantes ojos, bastante oídos y bastante cerebro para ver y oír y comprender, como una carcoma infiltrada en la madera de la historia”, palabras escritas por Oriana Fallaci., que no son más que una cruda realidad.

Fue un 01 de octubre de 1790 cuando Jaime Bausate y Meza, fundó el Diario de Lima, lo que fue el primer ejemplar de prensa escrita en el Perú, abriendo un camino hacia diversas etapas que con el correr de los años fueron desarrollando la comunicación escrita, radial, audiovisual y virtual.

Esta fecha es  un reconocimiento por parte de la población, por contribuir a la construcción de una sociedad en valores haciendo uso de la libertad de expresión, opinión e información. Algo que bastante falta nos hace.

Los principios que guían la labor del periodista se resumen en el respeto por la verdad y el rigor en la búsqueda de la información relevante, breve y exacta en el menor tiempo posible.

El periodismo al que me dedico, que es el escrito, de plumilla, de articulista, columnista y a veces reportera, es un género literario como cualquier otro, equiparable a la poesía, a la ficción, al drama, al ensayo. Y puede alcanzar cotas de excelencia literaria tan altas como un libro de poemas o una novela.

Hace unos años mi vida se ha visto sumergida en el periodismo, no sólo con el acto de realizar lo que más me gusta: que es escribir y perderme entre mis creaciones escritas; sino también porque aprendí a amar  este mundo, a comprender y a lidiar con todo lo que implica el periodismo. Porque sin lugar a dudas, es valientes entrar a este mundo y de hidalgos reconocer que no es fácil, pero que a la vez, es maravilloso.

Hace poco leí en un diario virtual lo siguiente: “Cada vez más mujeres ejercen el oficio de periodista, que durante mucho tiempo estuvo reservado a los hombres. Algunas de ellas eligieron dedicarse al periodismo de investigación y denuncian las violaciones a los derechos humanos, la corrupción, o abordan temas tabú en una sociedad determinada. Su trabajo sobre temas delicados molesta y, al igual que sus colegas masculinos, estas periodistas son víctimas de intimidaciones, amenazas, agresiones, e incluso asesinatos” Y es totalmente cierto, ayer nos reunimos 8 mujeres periodistas en Tarapoto, un número bastante reducido en un oficio en donde reina la masculinidad. ¡Sorprendente!

Los resultados del Informe Global sobre el Estatus de las Mujeres en los Medios de Comunicación, publicado por la Fundación Internacional de Mujeres en los Medios, son indiscutibles. Cerca de dos tercios de las 977 mujeres periodistas  afirman haber sido víctimas de intimidaciones, amenazas o abusos relacionados con su actividad profesional. En una tercera parte de los casos, el responsable era su jefe. Casi la mitad de las mujeres periodistas se han enfrentado al acoso sexual, y más de una quinta parte, a la violencia física. Pese al impacto psicológico de estos abusos, el silencio sigue siendo la regla; la denuncia, la excepción.

Los tacos y pasión,  ser aguerrida, luchadora y no tener miedo a decir la verdad, se ha vuelto la insignia con la que muchas mujeres a diario ejercen su profesión periodística.

“Creo que para ejercer el periodismo, ante todo, hay que ser un buen hombre o una buena mujer: es decir buenos seres humanos. Las malas personas no pueden ser buenos periodistas. Si se es una buena persona se puede intentar comprender a los demás, sus intenciones, su fe, sus intereses, sus dificultades, sus tragedias. Y convertirse, inmediatamente, desde el primer momento, en parte de su destino. Es una cualidad que en psicología se denomina empatía. Mediante la empatía, se puede comprender el carácter del propio interlocutor y compartir de forma natural y sincera el destino y los problemas de los demás”. Ryszard Kapuscinski

Y es preciso traer la frase que una vez dijo Luis Miro Quesada de la Guerra: “El periodismo puede ser la más noble de las profesiones o el más vil de los oficios”

Por eso hoy, extiendo mi saludo a hombres y mujeres que ejercen un verdadero periodismo, a todos ellos y ellas: “FELIZ DÍA DEL PERIODISTA”

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