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miércoles, abril 24, 2024

PERUANOS VAYAMOS A UN PLEBISCITO POR UNA NUEVA CONSTITUCIÓN

Los ciudadanos peruanos debemos prepararnos para un plebiscito como recientemente sucedió en Chile. Ya los chilenos nos llevaron la delantera. Ellos estaban tan asfixiados y angustiados con el rezago y herencia pinochetista de su Constitución que permitió abrirse al mundo a través del libre mercado. Un libre mercado controlado por los grandes capitales millonarios iba enriqueciendo cada vez más a los millonarios chilenos.

Los bancos financieros crecían cada vez más; las AFPs(que copió el sistema financiero peruano), explotaba a los chilenos con pensiones miserables; su sistema educativo que inicialmente fue modelo para América Latina, se fue yendo de picada, porque como en el sistema educativo peruano el estudiante y docente no es la regla, sino la excepción; no es el fin, sino el medio. Es decir, se lucraban los gobernantes chilenos del sistema educativo en lo económico, pero poca importancia le generaba al sistema educativo en la formación y desarrollo para los estudiantes y docentes.

El año pasado los chilenos con temerarias actitudes se levantaron en violencia contra la clase gobernante neoliberal de Piñera, que el domingo no hizo otra cosa más que reconocer diciendo que ganó la democracia, que ganó el pueblo. Este mismo gobernante cuando se dio los desmanes, etiquetó a la democracia y al pueblo de la peor manera. Ese pueblo enardecido quemó vehículos, incendió iglesias, se enfrentaron a guerra a las fuerzas del orden, saquearon grandes negocios. Piñera, quería verles a toda la chusma revoltosa en la cárcel. Ahora se dirige a ellos con la gacha cabeza diciendo que ganó la democracia, que ganó el pueblo… ¡Hipócrita!

¿Qué nivel de conciencia deben tener nuestras autoridades para generar a igual que en Chile un plebiscito en busca de una nueva Constitución? Ninguno de los candidatos presidenciales que tenemos para las elecciones del 11 de abril del 2021, no despiertan ni la menor expectativa; no solamente porque todos ellos son la misma cosa de antes: oportunistas, improvisados, comprometidos con sus millonarios negocios, ilusionistas que les hacen creer las corruptas encuestadoras, ubicándoles en los primeros lugares, como ese gran ilusionista ex alcalde de la Victoria, que por hacer una gestión con cierto “éxito”, implantando relativo orden en su distrito, cree que eso es suficiente para intentar ser gobernante de todos los peruanos.

Qué puede mirar el electorado peruano maduro y consciente en este candidato más que su propia aventura; incluso estas mal intencionadas encuestadoras le siguen mencionando a la hija del reo Fujimori, como si no tuviera un montón de cosas que responder ante la justicia. El mismo Ollanta tiene la cara dura de pretender ser candidato una vez más. Las encuestadoras se están convirtiendo en cómplices del subdesarrollo.

Qué de bueno puede esperar el país de un Máximo San Román, de un Hernando de Soto. El primero empresario de su propio negocio, que tiene como legajo el haber sido ex presidente como ave de paso al inicio del gobierno de Fujimori; el segundo un criollo intelectual que se cuenta ser asesor de gobernantes del mundo, pero del Perú ¿A quién asesoró? Si asesoró a algún ex jefe del Estado peruano, entonces es un mal economista y un mal asesor. Porque ninguno de nuestros jefes de Estado que tuvimos, incluyendo el actual, no tuvieron ningún éxito en sus gestiones, todo lo contrario, gobiernos que se cayeron a pedazos como el de Vizcarra que cada día se va en picada.

LOS MENDIGOS TENDRÁN UNA NUEVA VIDA

En conclusión, los candidatos que tenemos no solo no despiertan expectativa por los perfiles de aventura y oportunistas que son, sino sobre todo, si continúan gobernando, independiente del tipo de candidato que es elegido, si gobiernan sobre esta Constitución que tenemos que es una pésima herencia de Fujimori, nuestra realidad política irá de mal en peor (así como los chilenos tuvieron una pésima herencia de la Constitución de Pinochet), por fin lo cambiaron en el plebiscito del Domingo.

Nosotros también si no cambiamos la actual Constitución a través de un plebiscito, seguiremos como siempre. No cambiar parcializadamente algunos artículos que conviene a algunos políticos que se mantengan. Debe cambiarse todo, desde el primer capítulo hasta el último, sin remiendos de ningún tipo; que se incluya en el desarrollo y distribución de la riqueza económica a todos los sectores públicos y privados; que los grandes monopolios, consorcios y minerías paguen sus impuestos.

Entonces nuestras calles de las sociedades desarrolladas empezarán a limpiarse de la delincuencia; la corrupción en las instituciones desaparecerán y la pintoresca actitud de un mendigo para rogar, se transformará en una actitud digna de vivir la vida con honor.

Entremos a los 200 años de supuesta independencia con una nueva Constitución. Porque una buena Constitución es la base y la estructura para que todo el país cambie hacia el desarrollo y todos los ciudadanos seamos de verdad libres, económica, social, profesional y políticamente.

¿Puede un peruano acaso ser libre con tremendas deudas, con intereses injustos de las financieras? Imposible. Que una nueva Constitución nos abra el camino de la libertad en todos los aspectos positivos.

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