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domingo, mayo 5, 2024

Los cuentos chinos están de moda y marcan la campaña presidencial

Las promesas y ofertas de cambiar el actual infierno y hacer del Perú un lugar de oportunidades, con dinero y mucha felicidad, son el cuento chino de siempre que esta vez podrían generar una tercera ola, no viral, sino de venganza social por tantas estupideces que hacemos y decimos. La culpa es de los que ofrecen y de los que creen o se quedan callados como cómplices del desmadre. En días elegiremos nuevo presidente y hasta hoy ninguno habla en serio y dice cómo vamos a girar el timón del barco Perú que esta por hundirse.

Los auto-convocados, voluntariosos y graciosos candidatos reajustan sus acciones públicas para lograr captar la atención de la opinión pública. Desarrollan mensajes de provocación, coyuntura y ataque, pero ninguno enfoca el verdadero problema que vivimos: un maldito virus nos mata. Ahora, con un contagio más rápido y letal, no hay vacunas para todos y mientras nos cuidamos evitando salir a la calle perdemos lo construido, los espacios de trabajo y dinero para sobrevivir.

Quien resulte elegido presidente no ganará un premio meritorio, recibirá una tarea difícil pero no imposible: reconstruir el Perú. Se repite y lo escribimos siempre, tiene que haber un enfoque de salud-economía. No hay receta prescrita. No tiene que ver con parámetros ideológicos y no es una lucha entre pobres o ricos, menos de revanchas sociales o de historia.

El daño irreparable provocado por la pandemia, demanda un trabajo de varios años, con metas inmediatas y a mediano plazo. Hoy está destruyendo la cadena productiva, cerrando fábricas, cetros de trabajo y comercio, en suma llevándonos a la quiebra. El país no podrá resistir seguir este estado, estamos a punto de cerrar el Perú y no se oye padre que vamos a hacer al respecto.

Ojo, esta es una responsabilidad de todos. Más del 45% de peruanos no asume una posición y se comporta como novia del siglo pasado en telenovela mexicana, se va a la esquina a oscuritas y se pone a llorar, maldecir y hablar mal de los otros. La situación es aprovechada por los “aprovechados” candidatos que están a la caza de esta mitad de peruanos que al final escucharan de todo y se casarán con el mensaje más romántico y mentiroso como: mañana te vacuno, te doy un bono mensual, no haremos nada que tu no quieras, trabaja menos y gana más, haz lo que te dé la gana, etc, etc.

Los cuentos chinos están de moda y marcan la campaña presidencial. Hay que anotar que ya no hay más vacunas chinas de su laboratorio Sinopharm y no es exacto que estén garantizadas las 48 millones de dosis programadas compradas hasta julio de este año. No hay contratos de compra y en base a acuerdos sin firma o firma de preacuerdos se trabaja el tema.

Lo mismo se repite con las ofertas políticas electorales, muchas ya se están implementado -a paso de tortuga peruana-, otras son inviables por falta de presupuesto o por que no son posibles. Lo peor es que las que son bandera del candidato no están conectadas con la realidad como: Nueva Constitución cambiara el Perú, cerrar la minería, anular acuerdos de inversión, no exportar, primero transformar y otras más.

Los errores del candidato en su campaña no pueden ser los errores para el Perú en su campaña por recuperarse. Entonces continúa la distorsión de los hechos. Por la ventana real vemos largas colas de pacientes con covid y sus familiares llorando por auxilio, más enfermos buscando una cama UCI y un gobierno transitorio que no dice la verdad. La verdad de esta mentira es que ninguno merece ser el nuevo presidente.

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