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viernes, abril 26, 2024

Pedro Castillo, el maestro del otro Perú

Pedro Castillo tiene una apariencia humilde, de campesino, a lomos de una yegua y siempre con un lápiz. Vencedor en las cinco regiones más pobres de Perú. No aparecía en las encuestas electorales y, sin embargo, podría convertirse tras la segunda vuelta del 6 de junio en presidente. Perteneciente a la izquierda más ortodoxa, defiende a Venezuela como una democracia, mientras se opone al aborto y los matrimonios entre personas del mismo sexo.  

De apenas superar los 3.000 seguidores en Twitter, a ser el candidato más votado en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Perú. Pedro Castillo ganó 16 de las 26 circunscripciones electorales; mientras que su partido Perú Libre ha obtenido entre 28 y 30 parlamentarios en el próximo Congreso, la fuerza más votada.

Datos que ponen de manifiesto las diferencias dentro de la sociedad peruana: lo que convence en las zonas rurales poco tiene que ver con las preferencias de las acomodadas clases de la capital, Lima.  Tal era su anonimato antes de los comicios que, este domingo, se hizo viral, precisamente en Twitter una imagen de la cadena ‘CNN’ en la que no disponían de una foto de Pedro Castillo, el candidato de Perú Libre de la autodenominada “izquierda socialista”. 

Sin embargo, pese a no aparecer en los sondeos, a medida que pasaban las semanas de campaña, su popularidad iba creciendo en el interior del país. Dio positivo por Covid-19 y fue detenido en un mitin en Mazuko en Madre de Dios por aglomeración de personas mientras realizaba un discurso.

Su campaña ha sido austera como demuestra el hecho de que Castillo viajó por el país en una camioneta prestada por un miembro del equipo, la cual quedó varada en Tarapoto donde sigue hoy siendo reparada.

En Chota, Cajamarca, allí nació, creció y vive Pedro Castillo, y allí fue donde acudió a votar subido a su yegua, la cual se puso nerviosa entre tanta multitud. Una identificación con el campesinado peruano que caracteriza portando un sombrero “chotano” de ala grande y paja, típico de los campesinos, así como un lápiz gigante, símbolo del partido y de su profesión: maestro.

La huelga de maestros, un salto a la fama

Profesor de primaria desde 1995, tiene 51 años y siempre ha alardeado de sus orígenes humildes y andinos. Una pobreza en Cajamarca que contrasta con la mayor mina de oro de Sudamérica. Precisamente, lo que le llevó a la esfera pública fue la huelga de maestros de 2017, que detuvo las clases durante tres meses. La reivindicación demandaba mejoras salariales y eliminar las evaluaciones sobre el trabajo de los docentes.

Castillo lideraba una sección disidente del Sindicato Único de Trabajadores de la Educación del Perú (Sutep) y le relacionan con el Movimiento por la Amnistía y los Derechos Fundamentales (Movadef), el brazo político del grupo terrorista Sendero Luminoso. Un vínculo que Castillo niega, aludiendo que fue rondero, grupo de autodefensa campesino que combatió al grupo marxista-leninista-maoísta. 

Recursos para educación y salud, nacionalizaciones estratégicas y una nueva Constitución

Castillo mezcla ideas populistas con otras de izquierda ortodoxa y anticorrupción. Ha prometido que, de ser presidente, mantendrá su sueldo de maestro. Además, ha asegurado que reducirá a la mitad el sueldo de diputados y ministros. Unos recortes que quiere invertir en educación. En su propuesta está destinar el 10% del PIB a Educación y Salud.

También se ha comprometido a dar un mayor papel al Estado en sectores como la minería, el petróleo, la energía hidroeléctrica, el gas y las comunicaciones. Y no se ha escondido a la hora de hablar de nacionalizaciones:

“Como medida no descartada frente a no aceptar las nuevas condiciones de negociación, el Estado peruano debe proceder a la nacionalización del yacimiento en cuestión de los sectores mineros, gasíferos, petroleros, hidroenergéticos, comunicaciones, entre otros”, se lee en el programa de Gobierno de su partido Perú Libre.

Si el Tribunal Constitucional se opone a la reforma, Castillo propone sustituir esta institución por una nueva, elegida por el pueblo. Asegura que los magistrados defienden “una Constitución que ha terminado con todos los derechos y con el saqueo del país».

Izquierdista en lo económico, conservador en lo social 

En lo social, Castillo quiere regular los medios de comunicación para “acabar con la televisión basura”. Sin embargo, lejos de las izquierdas progresistas, es conservador en lo social y se muestra contrario a la igualdad de género en la educación, el matrimonio igualitario entre personas del mismo sexo, la eutanasia y el aborto. 

Perú es un país salpicado por una deficiente gestión de la pandemia, con menos de 100 camas UCI en todo el país; está sumida en constantes casos de corrupción política como el escándalo del «vacunagate» con políticos vacunándose de forma privilegiada; así como un congreso fragmentado, con constante transfuguismo. Unos elementos que han provocado que crezca la desafección política. 

Además, el país andino posee una sociedad empobrecida, que se siente interpelada por Castillo, con cerca del 70 % de la población que vive al día con empleos informales y con solo un 20 % de las familias pobres con acceso a una nevera. Fuente: france24.com 

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