Por: Cesar Torre
Buenas leyes son las que formalizan los usos y costumbres que contribuyen a la construcción de la sociedad. Así sucedió cuando se formalizó a las rondas campesinas tradicionales como el cuerpo de seguridad de un Estado ausente en el medio rural. Contribuyeron a combatir al terrorismo y la delincuencia; aunque sus excesos evidencian que falta normar su funcionamiento. Obviamente ni el terrorismo ni la delincuencia estará de acuerdo con esta opinión.
Otras leyes no son tan buenas porque sus beneficios para la sociedad no están claramente identificados. No por ello dejan de ser necesarias. Esta ambigüedad la vemos cuando defendemos el derecho de propiedad y nos vemos avasallados por normas que permiten el otorgamiento de la propiedad al invasor. En el mejor de los casos esto sucede a través de una venta obligada a un precio muy por debajo de su precio real. Allí no hay beneficio para la sociedad, porque se formaliza el abuso de quien por la fuerza se apropia de un bien.
Hay otras formas para formalizar la informalidad, como la condonación de deudas cuando el Estado es el acreedor; la aprobación de excepciones para el pago de impuestos, o excepción para el cumplimiento de requisitos establecidos para todos. ¿Cuántas veces hemos sido testigos de situaciones así? Muchas sobre las cuales es poco lo que podemos hacer; pero un caso se discute hoy en el Consejo Regional de San Martín.
Se trata de formalizar el uso de cualquier vehículo para el transporte turístico. Según dicen sólo por 180 días. Me trae a la memoria la frase de colegial “la puntita nomas” que se utiliza para situaciones en las aceptamos algo creyendo que no es significativo y que a la larga si lo es. Ahora dicen 180 días y dentro de seis meses dirán que es necesario prorrogar su vencimiento y después hasta presentarán acciones de amparo. Así habremos formalizado la informalidad.
Si una de las fortalezas de San Martín está en sus recursos turísticos. Si el turismo viene creciendo sostenidamente en San Martín. Si apostamos por una región verde en la que los bosques generan ingresos a través del turismo. No podemos permitir que los servicios al turista sean de baja calidad. El único resultado que podemos esperar si el Consejo Regional aprueba esta excepción es formalizar la informalidad.