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viernes, mayo 3, 2024

La tía Laura

Hay partidas de las que nunca nos repondremos. Y siempre ocurre cuando no estamos preparados. En verdad, nunca estaremos preparados cuando la noticia del viaje hacia la eternidad de ese ser querido que siempre sería parte indesligable de nuestras vidas, nos llega de repente, como me anunciaron la noche del lunes.

Tía Laura Garazatúa Bartra acaba de dejarnos, finalizando junio. Y estamos tristes. Muy tristes, porque fue una mujer que se enfrentó a la vida con entereza y, sobre todo para mí, siempre representó, más allá de ser parte de la familia, ese alguien en donde encontré aprecio y ese afecto sincero, aspectos que le dan el verdadero significado a nuestras vidas.

No sabría decir con certeza qué recordaré con más intensidad de tía Laura: si su estoicismo ante la vida, a veces su carácter enérgico pero justo, su tolerancia ante las vicisitudes y las cosas cotidianas de la vida, su apego a su entorno familiar más íntimo, pero que se extendía hacia los otros miembros de la familia., su maravilloso don para ser una madre de familia que todo lo supo hacer perfecto.

Personalmente, a mí me conmueve mucho su partida, porque gran parte de mi niñez, que es la etapa más valiosa de nuestra vida, lo pasé con ella y el tío Víctor Hugo, en el fundo “Progreso”, en Chazuta, Y es que tengo el extraño y casi único privilegio, que en los fundos de mis tíos es donde forjé mi formación: en el fundo Progreso, de los tíos Víctor y Laura, con los primos Olga Ketty, Zully, Víctor Segundo, Hugo Orlando, principalmente, por ser los mayores –después llegarían Julio, Carmen, Gloria e Iris Violeta-, disfrutando de la naturaleza y la belleza de los bosques y las quebradas, que parecieran que eran solo para nosotros; en el fundo “Olaya”, de los tíos Julio Tito y Francisca, con Mauro, Julio y Omar, donde el río Huallaga pareciera estar a nuestra disposición y beneficio; en “Sachapapa”, hoy Mariscal Castilla, de los tíos Ramón y Rosario. Y en el aspecto ya urbano, con los tíos Aquiles y Jovita, Manuel y Victoria, Carlos y Norma, y mucho antes, en el fundo Arcadia, con los tíos Luis López y Rosa.

Perdónenme, pero no puedo obviar esos recuerdos; y más que nostalgias, el agradecimiento eterno a ellos, que siempre expresaron los sentimientos de estima por todos nosotros. Porque no hay mejor y mayor regalo el cariño que nuestros seres queridos nos prodigan, y que lo hacen con las palabras adecuadas, en el momento oportuno, y con el gesto y la expresión de afecto. ¿Qué mejor recuerdo podemos tener de ellos?

La tía Laura (Chazuta: 06.08.1922, Tarapoto: 30.06.2014),  debo decirlo, es parte de la historia de Chazuta. Fue la primera telefonista del pueblo, dejándole la posta a Tulio Ayachi del Águila, cuando se casó con el tío Víctor. Hija de Julio Garazatúa Tirado y Flor Bartra Alvarado, provino de una familia de reconocida ascendencia, y todos se afincaron en Chazuta. Fue hermana de Adith, Edith, Martha, Marina y Enith. Pese a su avanzada edad siempre conservó el mismo temple que le caracterizó toda su vida, además de su admirable lucidez y que era agradable conversar con ella de los recuerdos y las remembranzas de antaño, como si “todo tiempo pasado fue mejor”, que no es cierto, porque la existencia de la tía Laura fue hasta el treinta de junio de este año del 2004, la fiel expresión de una mujer de todos los tiempos, una mujer realizada por todo lo que hizo y todo lo que representó para todos nosotros. Y lo será siempre.

 

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