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jueves, abril 18, 2024

Lorenzo Mori del Águila, Hasta el infinito maestro…

Por: Luis Alberto Vásquez

Ayer por la mañana partió hacia el infinito, el profesor Lorenzo Mori del Águila y miles de estudiantes sanmartinenses se conmovieron y se llenaron de pena. Después de haber estado postrado algún tiempo con los mejores cuidados de su familia, don Lolo, como le llamaban sus más cercanos, dejó de existir en el hospital de Moyobamba a las 7 y 15 a.m. dejando una tristeza en el alma de su esposa y de sus hijos. 

Los estudiantes de varias generaciones recordaron al maestro de historia del Perú y el mundo, que les contaba cómo el país había perdido tantas guerras y batallas y porqué los héroes verdaderos no tenían el reconocimiento de los gobiernos de turno, que pasaban sin pena ni gloria, dejando siempre a los ciudadanos en el más completo abandono, con las promesas incumplidas. 

Don Lorenzo Mori nació en Rioja y fue maestro con alta vocación de servicio. Estuvo en tantas aulas para enseñar la verdadera historia de la patria, las traiciones, los fracasos y las heroicas batallas, los verdaderos héroes. Enseñaba el proceso de la independencia como si fuera una película y Bolívar fue para él, el que logró finalmente la independencia. Alguna vez me dijo que Bolívar fue un apasionado, que valoraba a sus compañeros de lucha y respetaba a sus adversarios y que fue el único que pensaba en América unida y que de hecho participó en la fundación de la primera unión de naciones independientes de América Latina, la Gran Colombia, de la que fue presidente de 1819 a 1830. 

También le gustaba la literatura, César Vallejo, Mario Vargas Llosa, José María Arguedas y por supuesto Francisco Izquierdo Ríos. Fue un militante lejano de Acción Popular y admiraba a Fernando Belaúnde Terry, sobre todo a aquel líder que apareció en el famoso banderazo del jirón de la Unión en Lima. Ha sido regidor, acompañando a su dilecto amigo don Antonio Simons Vela, cuando fue elegido alcalde y en las sesiones de concejo, siempre daba cátedra de su conocimiento sobre la historia de Moyobamba y le gustaba aclarar con humildad, a quienes estaban equivocados en algún tema y sobre todo cuando utilizaban una palabra o una frase descabellada. Por supuesto, la Comisión de Educación y Cultura estaba presidida por él. 

Algunos no conocen que don Lorenzo Mori del Águila, ha sido director del colegio Santo Toribio de Rioja, del Colegio Carlos Wiesse de Juanjuí, del Señor del Perdón de Moyobamba y por supuesto del colegio centenario Serafín Filomeno. En cada institución educativa ha dejado su huella, sus enseñanzas, su compromiso con la educación, su manera de percibir la formación en aquellos años, donde la disciplina, el respeto y la responsabilidad, estaban por encima de todo. 

Su mirada alzada y profunda, su voz, su manera de caminar, han sido las características de su proceder. Ningún maestro de aula, menos un estudiante, le ha faltado el respeto nunca. Sabía escuchar para tomar decisiones y siempre se reunía con los profesores jóvenes para escuchar sus ideas y sugerencias, según muchos docentes que trabajaron con él. 

Don Lorenzo valoraba mucho la amistad y sus amigos han sido para siempre y a quienes respetaba y admiraba, como por ejemplo don Jorge Chávez Quintana, extraordinario maestro y su pariente, Gilberto Zamora Riva, con quién tiene tantas historias y con el que más ha compartido sus sueños y esperanzas, Oscar del Águila Vásquez, quién fue su alumno y después su gran amigo, César Arévalo Seijas, el ex alcalde, Zeín Vásquez López, su ex alumno y más tarde su entrañable amigo y por supuesto, el dirigente barrial Jorge Reaño Tuesta. 

En su larga trayectoria, el Serafín Filomeno fue su alma mater, su casa, su vida y su pasión. Bajo su dirección se obtuvo premios y reconocimientos nacionales, se tuvo al mejor equipo de fútbol el año 1975, a los mejores estudiantes, a los mejores profesores y los alumnos se clasificaban en matemáticas, ciencias, literatura y en todos los deportes. Los maestros no se iniciaban nunca en el colegio Serafín, tenían que ingresar con experiencia académica y sus primeros meses bajo la supervisión estricta del director. 

Don Lorenzo Mori fue mi director, mi consejero siempre, mi entrañable amigo, de quién aprendí tantas cosas, a mirar la historia desde el otro lado, por él conocí a José de la Riva Agüero, a quién con vergüenza no lo había leído y hablamos una tarde sobre Basadre y la democracia, que el país a pesar del desencanto, siempre será una posibilidad. Sus libros han sido donados a la Biblioteca de la Dirección de Cultura hace algunos meses, gesto que lo ennoblece, porque hasta el final de su vida, continuó pensando en los jóvenes estudiantes. 

Por supuesto que alguna vez tomamos unas cervezas, y nos reímos de la vida, le escuché cientos de anécdotas en presencia del profesor Jorge Chávez Quintana y otra vez con el profesor Gilberto Zamora Riva. Un honor, un privilegio, tantos momentos inolvidables. Y le metimos un par más, por Universitario de Deportes, el equipo de sus amores, el de Lolo, el de Chumpitaz, el de Challe. 

Un ser humano extraordinario partió a la eternidad y aunque nos duela, a don Lorenzo Mori del Águila, le toca un descanso por ahora. Un abrazo mi querido director, hasta más allá del infinito. Te voy a recordar con esa sonrisa inigualable. 

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