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domingo, mayo 5, 2024

La destrucción de la selva se ha intensificado en los últimos años debido a las actividades delictivas

“Estas redes dependen en gran medida de la corrupción, incluso de funcionarios”, añade la publicación. 

Los 70 millones de hectáreas de selva amazónica de Perú están siendo arrasadas a un ritmo alarmante. Un reciente estudio del Instituto Igarapé, en colaboración con el sitio web InSight Crime, especializado en el crimen organizado en Latinoamérica y el Caribe, advierte que la destrucción de la selva se ha intensificado en los últimos años debido a las actividades delictivas. 

“En 2020 Perú alcanzó los niveles de deforestación más altos de su historia, con un total de 203 272 hectáreas destruidas, casi un 40 por ciento más que en 2019”, destaca el estudio, Las raíces de los delitos ambientales en la Amazonia peruana. La destrucción es causada por actividades como tala ilegal, extracción ilícita de oro, cultivo de coca, tráfico de especies silvestres y usurpación de tierras para ganaderías e industrias agrícolas. 

“Muchos de los ilícitos que ocurren en Perú están vinculados a los delitos ambientales y a los ilícitos ubicados a lo largo de la cuenca amazónica”, dijo a Diálogo Melina Risso, directora de investigación del Instituto Igarapé. “El delito medioambiental forma parte de una economía regional más amplia”, dijo Risso. 

La mayoría de actividades relacionadas con delitos medioambientales se concentran en los departamentos de Loreto, Amazonas y San Martín, en el norte; y Ucayali y Madre de Dios, en el este, en la frontera con Brasil; así como en otros 10 departamentos de la región amazónica. Según el estudio, la ganadería y las actividades agrícolas –generalmente facilitadas por el tráfico de tierras– son los principales motores de la deforestación. 

“El tráfico de tierras es el nombre que los expertos peruanos dan a la adquisición de tierras principalmente para la producción de productos agrícolas, a través de mecanismos corruptos de titulación”, señala la investigación. Las redes criminales organizan la ocupación de tierras amazónicas por parte de ganaderos y comunidades nativas, proporcionándoles seguridad jurídica para que tengan acceso a títulos que luego venden al mejor postor. “Estas redes dependen en gran medida de la corrupción, incluso de los funcionarios de los directorios agrícolas regionales”, añade el estudio. 

Tráfico de drogas y madera 

Otros motores de la destrucción de los bosques en la Amazonia peruana son el narcotráfico, el tráfico de madera y la minería ilegal. Perú es el segundo productor mundial de coca. Para hacer sitio a los cultivos, los productores talan y queman bosques en los departamentos de Ucayali, Loreto, Huánuco y Pasco, así como en el Trapecio Amazónico, en la frontera con Brasil y Colombia. 

Otras fases del proceso de producción de cocaína también contribuyen a la deforestación. “Alrededor de las plantaciones de coca en la amazonía han surgido laboratorios para transformar las hojas en cocaína, y se han construido pistas de aterrizaje clandestinas para facilitar el tráfico”, dicen los investigadores. 

En 2020, las autoridades peruanas detectaron 46 pistas clandestinas de aterrizaje en Ucayali. En septiembre de 2021, el experto en seguridad Pedro Yaranga dijo a InSight Crime que podría haber más de 80 sólo en ese departamento. Las huellas fueron localizadas mediante imágenes de satélite de la plataforma Geobosques, del Ministerio de Medio Ambiente de Perú, que recoge información relevante sobre el medio ambiente y los bosques. 

“Las pistas tienen entre 40 y 70 metros de ancho y entre 600 y 1500 metros de largo”, dijo Marcial Pezojefe de la Gerencia Regional de Bosques y Fauna Silvestre del Gobierno Regional de Ucayalial portal Mongabay. 

Oro, drogas, madera y animales 

Según el Instituto Igarapé, las redes criminales identifican en los delitos ambientales una oportunidad de negocio con alto potencial lucrativo y bajo riesgo. Los beneficios generados por los delitos contra el medio ambiente complementan las ganancias obtenidas a través de otras economías ilícitas como el tráfico de drogas, la trata de seres humanos y el tráfico de armas. 

Perú, uno de los países con mayor biodiversidad del mundo, ofrece amplias oportunidades para cometer delitos medioambientales. “Su extensa selva tropical alberga alrededor del 10 por ciento de las especies de flora del planeta y miles de animales, entre ellos aves exóticas y jaguares”, señala el estudio. 

Además, la Amazonia peruana está llena de yacimientos de oro. “Perú es el mayor productor de oro de Latinoamérica, y los precios récord del mineral han provocado un auge de esta actividad, enriqueciendo a las redes criminales”, indica el estudio. “Se estima que el 28 por ciento del oro peruano se extrae ilegalmente”, añadió. 

Homicidios 

“A medida que los grupos del crimen se disputan los recursos naturales (…), los conflictos se han vuelto mortales, convirtiendo tramos de la selva tropical en focos de homicidios en la Amazonía de Perú”, informa EcoCrime Data. 

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