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jueves, abril 25, 2024

Proyecto ganadero, flor de un día

La idea del Proyecto Ganadero quizá estuvo acorde a la realidad regional: Mejoramiento genético, mediante inseminación artificial y trasplante de embriones. Aunque al parecer, no se tomó en cuenta: Mejoramiento de pasturas y mejoramiento de corrales, que son también componentes básicos para la conducción de una buena ganadería bovina.

Los ganaderos desconocen a ciencia cierta sobre el estado actual del proyecto: Si aún continúa, ya terminó, ya se liquidó. Los ganaderos agrupados en su organización regional, desde el principio de la ejecución del proyecto, hicieron llegar sus protestas por la forma como se ejecutaba el proyecto: Que se manejaba desde un extremo de la región, que nadie sabía de la ejecución de los componentes, que nunca los ganaderos fueron consultados en nada. Irritaba a los productores que desde Moyobamba se llevaba por ejemplo gasolina, repuestos, etc, para las motocicletas, hacia las restantes nueve provincias. Que algunos técnicos no hacían llegar los recursos cobrados de cada inseminación a la administración. Que algunos técnicos inseminadores simplemente desconocían su función, pues, no inseminaban ningún animal.

Pero, la irritación mayor llegó cuando los productores se informan de que un funcionario hizo compra de vientres supuestamente mejorados a precios muy por encima del valor real, es decir, se malgastaba abiertamente los recursos del proyecto.

Con bombos y platillos se anunció la instalación de dos plantas de producción de nitrógeno líquido: En Moyobamba y Tocache. El nitrógeno líquido sirve para la preservación de las pajillas con semen de los mejores toros del mundo. Se anunció públicamente que el costo de cada planta bordeaba los quinientos mil nuevos soles (Aunque alguien informa que una planta similar, nueva, tiene un costo de $120,000.-) En efecto, con técnicos bien entrenados, con nitrógeno líquido disponible, con pajillas en abundancia, entonces, el proyecto sería sostenible en el tiempo.

Mientras el proyecto estaba en funcionamiento, se pagaba a los técnicos inseminadores y los productores ya se estaban acostumbrando a obtener terneros de buena calidad genética; pero, cuando al cabo de tres años se acabaron los nueve millones de nuevos soles del presupuesto, los ganaderos tenían que pagar los honorarios del técnico; pero, además, pagar el costo de la pajilla, que incluye el mantenimiento de la misma, que se hace en nitrógeno líquido. Entonces, acúdase a comprar nitrógeno líquido en las plantas de producción de San Martín, para disminuir los costos. ¿Plantas? ¿Cuáles plantas? “Aquellas plantas inauguradas con pomposidad en Moyobamba y Tocache, que fueron nuevas, sí, pero nuevas pintadas”, comenta un ganadero enardecido. Ahora, los pocos técnicos inseminadores traen a San Martín nitrógeno líquido de Lima o Trujillo. ¿Esta realidad no es una aberración?

De diez ganaderos en promedio por provincia, que ya trabajaba con inseminación artificial, quizá sobreviva uno, aunque ahora en la mayoría de provincias, nadie insemina, debido al alto costo que esta actividad genera, por el nulo apoyo que brinda el finado proyecto ganadero ¿Se podrá decir que el proyecto ganadero cumplió con su objetivo? Quizá a medias, y a un elevadísimo costo. ¿Con qué dinero se financió el Proyecto Ganadero? Con dinero del pueblo ¿Y qué pasó con las compras de esas fantasmas plantas de nitrógeno? Nada, claro, nada, porque esto es “bueno”. ¿Y, dónde están los genios que hicieron estas compras? Están “sirviendo” al país, en grandes cargos ejecutivos en la costa, en la sierra. Aquí, en la tierra modelo, se premia así a los que malgastan los recursos del pueblo, sin temor, sin remordimientos, sin misericordia, sin escrúpulos.

Entonces, el Proyecto Ganadero ya fue, se acabó el presupuesto y ahí quedó, no continúa. La idea del Ingeniero zootecnista, autor del proyecto, quizá fue que el proyecto sea sostenible en el tiempo. Sin embargo, se presume que para la ejecución de los nueve millones, las opiniones del autor del proyecto no fueron tomadas en cuenta, ni para oler las pajillas de los toros. Así, el proyecto vivió mientras tuvo presupuesto, luego, simplemente murió, como se extinguió la paciencia de los productores, al saber que se gastaron muchos millones a sus espaldas, sin tomar en cuentas sus opiniones ni necesidades, convirtiéndose el Proyecto Ganadero en flor de un día. (Este es un sueño).

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