Hace un par de días me informé, en una clase de innovación educativa, sobre los grandes “atractores mundiales” hacia donde se dirigen los esfuerzos en materia de educación; así, se mencionaba por ejemplo: la agenda 2030, la educación inclusiva y para toda la vida, el uso extensivo de las tecnologías, la hibridación entre presencialidad y virtualidad, etc. Sin embargo, noté inmediatamente que algo “no calzaba bien”, o que algo primordial faltaba en esa “receta”, pues no estaba incluido en esa “agenda” de “atractores” lo más importante que es: ENSEÑAR A PENSAR y formar en el hábito de pensar.
Y es que lo que más abunda, diría en un 99% de la población mundial, es RECIBIR o CONSUMIR datos (multimedia, textos, etc.) es decir, que reina en todos lados una actitud pasiva, ni siquiera podríamos decir “receptiva”, de las personas que espectan embobados lo que otros “producen” (ya ni siquiera producen… ¡repiten!) tanto en redes sociales como en televisión, radio, etc. En el mundo académico la realidad no es muy diferente, abundan las reutilizaciones o los “refritos” con cambio de envase o etiqueta (!) pero, eso sí ¡con la condición de que esos datos estén bien referenciados según las reglas APA más actualizadas!
Ello me recuerda los pensamientos trascendentales ofrecidos hace más de 70 años por el Dr. Serge Raynaud de la Ferrière (1952):
“¡Cuándo se comprenderá que hay algo más qué hacer que una copia de la vida! Es necesario olvidar el deseo de parecerse a un “ejemplo”; sin tratar de ser algo así como una “X”, ser uno mismo sencillamente y de esta doctrina de individualidad perfeccionada surgirá tal vez un ambiente distinto al de la triste atmósfera que respiramos desde hace siglos.”
“Nos perdemos repitiendo frases hechas, teorías anticuadas, formulando concepciones que desde hace largo tiempo son conocidas como erróneas; PERO SE AMA POCO EL ESFUERZO Y LO PROPIO DEL HOMBRE, QUE ES: EL PENSAR, que desde siglos se considera como energía inútil. El análisis, el estudio, el control, la meditación, la razón, son en este siglo en el que tanto se habla de ellos, cosas que realmente se toman poco en consideración.”
Pero, ¿En qué consiste PENSAR?:
“Aunque la manera de pensar no es cosa fácil de controlar, no se puede llegar a una supremacía espiritual sin la capacidad de pensar correctamente. Sería necesario largo tiempo para analizar lo que se puede llamar “pensar correctamente”, pues es natural que no es cuestión de aprobar automáticamente los géneros de pensamiento reconocidos habitualmente como buenos (…)”
“El pensamiento es un conocimiento, el cual siempre se presenta con dos polaridades (la tesis y la antítesis) y este estado de dualidad debe desintegrarse primero en una síntesis (la contemplación) y emanado de este estado vendrá la matesis donde ya no existe otro camino sino una sola Vía, el Sendero, el YUG.” (Dr. Raynaud de la Ferrière, 1952)
Ello concuerda plenamente con la raíz etimológica: “La palabra pensar viene del latín pensare y esta de pendere: «colgar» y «pesar», en el sentido de comparar dos pesos en una balanza.”
En ese sentido, podemos deducir que para realmente pensar necesitamos habituarnos a vivir LA DIALÉCTICA trascendental, que incluye, como culminación de su proceso, a la MATESIS (Síntesis Viviente).
Asimismo, agregaría que, para PENSAR correctamente, debemos habituarnos desde la niñez (ver: www.elicnet.org) a aplicar la EPISTEMOLOGÍA DE LA VIDA, que es otro de nuevos conceptos (junto con la MATESIS) que aportan los Maestres Dr. Raynaud de la Ferrière y Dr. David Juan Ferriz Olivares.
De ahí que, este último concluye categóricamente:
“ES EL PENSAMIENTO LO QUE ES NECESARIO EDUCAR, mediante la ciencia y la experiencia, para afinar los sentidos, el cuerpo, la mente, en la consolidación de un organismo que sirva de vehículo a las fuerzas superiores con el fin de vivenciarlas y ampliarlas; haciendo dinámicos los principios que es necesario integrar, como culminación de la formación de la auto-conciencia cósmica.”