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viernes, abril 26, 2024

POLÍTICA CIRCENSE

Disculpen la comunidad circense si peco de soberbia y hago alusión a su arte frente a la actitud política, pero lo que sí voy a describir vehementemente es a la política Sanmartinense como tal, como un espectáculo que a ellos (partido y politiqueros) los reúne: el circo.
No es que le encuentre algo malo a los circos en general, bueno aunque para ser sincera a los que usan animales y los maltratan, definitivamente, sí los encuentro malos, pero al tomarla como referencia lo voy a hacer porque considero que la política en el contexto que estamos viviendo y palpando se asemeja mucho a un tipo peculiar de circo. Se asemeja a uno lleno de payasos aburridos, sin gracia, repetidos y ajenos al público, donde todos los números artísticos ejecutados en él, están a cargo de estos personajes de vestimentas, maquillaje y pelucas llamativas, los que supuestamente deberían hacer reír y que hace bastante tiempo, por no decir desde que empezó la campaña electoral, no hacen reír a nadie. Al contrario, ¡hacen llorar!.
¨Para empeorar las cosas, en escena se ven siempre los mismos. En algunas ocasiones dejan de aparecer algunos de ellos, pero al final siempre vuelven a aparecer. De yapa, confeccionan rutinas sin considerar lo que realmente hace reír a la gente y sin el objetivo de hacerla participar, trayendo como consecuencia inevitable la apatía total con la sociedad.
Ataques, peleas, trapitos sucios, audios, dinero y más dinero, lo único que corre es el dinero, justamente ese dinero que se recauda con las entradas al circo, sólo que ésta vez el circo no tiene como personajes a animales y seres sorprendentes, en este caso los que son parte del circo es la sociedad misma, como actores y como espectadores.
Con el tiempo nos hemos ido acostumbrando a ser parte de ese público falto de interés y nos hemos ido olvidando de algunas cosas, como que al circo se va a pasarla bien y que en los verdaderos circos, los que merecen ser llamados así, debería existir una gran variedad de números artísticos. ¿Dónde quedaron los acróbatas? ¿Los magos? ¿Los traga fuegos? ¿Los contorsionistas? En el patético espectáculo que tenemos frente sólo podemos ver payasos y estos se encargan de todos los números artísticos. Eso sí, no lo hacen todo tan mal. Son tan rimbombantes a la hora de gastar bromas, hacer piruetas y contar chistes, que terminan por apartar nuestra atención de lo lamentables que son.
Súmenle a esto que se toman bastante en serio el trabajo y podemos ver todos los tipos de payasos que hay. Podemos ver a los elegantes y maliciosos, a los que se dedican a desbaratar las iniciativas de éstos, los traviesos y los torpes, los simpáticos, los mudos y sin duda los titiriteros… ¿Se les vinieron a la mente varios nombres de políticos por la cabeza?…. ¡Si tienen hasta casi las mismas características!
Pero no está todo perdido. Pese a que los auténticos dueños del circo nos han hecho creer por mucho tiempo que no hay más payasos y que no hay otros tipos de artistas y shows, eso no es así. No me cabe duda de que les conviene que creamos eso, pura propaganda subliminal, mientras, tras bambalinas, disfrutan cómodamente de los jugosos beneficios del negocio, unos más que otros, se ríen cogiéndose la panza llenos de alegría y otros simplemente se enmudecen para ver si eso les da un voto a favor.
Es en ese circo que se convierte la política en el arte de mentir con facilidad, fenómenos con doble cara, charlatanes disfrazados de payasos, magos que antes fueron ex autoridades que son su magia hicieron desaparecer muchas cosas, trapecistas que se cuelgan del candidato que más plata tiene y muchos títeres. Un show, un fin, la política de hoy en día.
Lo bueno es que siempre tienen una carta debajo la manga.

¿Cuántos payasos tenemos? ¿Cuántas entradas se venden en el circo?

Por Karina roncal Alva

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