El poder totalitario y abusivo, tarde que temprano se acaba; lo que no se acaba es la conciencia sana de una vida sana.
Este 7 de abril se cumplen 14 años de estar preso Alberto Fujimori; fue condenado a 25 años, tuvo varios intentos de abandonar su prisión dorada. Es el peor ejemplo de lo que puede hacer un político desde el poder; es el peor ejemplo de haber mirado al país como el más grande botín.
La más grande desgracia es que este peor ejemplo sigue de pie no solo abusando del poder, sino ambicionándolo todo: acaparar todos los poderes electorales para asegurarse y hacer creer a la gente que en posibles elecciones futuras serían los legítimos ganadores, que la prensa para entonces se prestaría a esta trampa como hoy se viene prestando de manera mafiosa.
¿Se puede construir valores de patria, de país, de desarrollo, de educación, cuando en el país no existe ningún ejemplo de castigo para aquellos policías y militares, y para un Otárola, como primer ministro, y para una Dina, como jefe de Estado, y para aquellos congresistas, y para aquellos jueces y fiscales, y para aquella prensa sin principios ontológicos que ahora no dicen nada?
Todos estos, directa e indirectamente son los grandes responsables de los 70 muertos hasta hoy que dejó las protestas en el mes de febrero. La mayoría murieron casi en el mismo acto, otros murieron por los efectos mortales, luego de dolorosas agonías.
Nos estamos convirtiendo en un país sin justicia, y lo más lamentable, nuestra “justicia” peruana está siendo sometida y tomada; y lo más triste, los jueces como en el tiempo de Fujimori, aparentemente se están doblando las rodillas por un par de miles o millones de soles. ¿Dónde están los valores? ¿Dónde están los principios de formación?
Menos mal existe la justicia internacional como la de San José de Costa Rica, que, siendo los guardianes de la forma correcta de hacer justicia, tienen la autoridad moral y jurídica para determinar la condena o libertad de una persona.
Lo demostró la justicia internacional que permitió que Fujimori sea extraditado desde Chile, adónde llegó a la vez huyendo desde Japón como huyó del Perú llevándose 40 maletas, ya se preguntarán conteniendo qué.
Esta misma justicia internacional está a punto de ordenar la libertad de Pedro Castillo con la reposición inmediata en el cargo.