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jueves, mayo 2, 2024

Política, Estrategia, Desarrollo y Futuro

Alfredo Angulo Palma
(Ingeniero Empresarial y de Sistemas)

Toda sociedad se estructura por la interrelación de seres humanos en búsqueda de bienestar no capaz de alcanzarse fuera de esta forma de organización. Como toda sociedad requiere establecer normas, tomar decisiones, y proyectarse en el futuro, la presencia de un gobierno que conduzca y lidere a la sociedad es imprescindible. Tal interacción genera una relación de poder y que unos gobiernen y otros sean gobernados, lo cual calza en el ámbito de la política. La política entonces administra, gestiona, y distribuye poder, pero no lo crea. La política, ubicada en el mas alto nivel, determina los objetivos políticos que decidirán en el futuro el éxito o desgracia de una sociedad, de una localidad, de una nación, o de un estado.

Como la política no genera poder, ésta demanda una teoría que lo cree y lo desarrolle, siendo el poder, en su más simple expresión, la forma de alcanzar los propios intereses, traducidos en objetivos locales, regionales, o nacionales, a pesar de los obstáculos, las voluntades contrarias, y las circunstancias adversas que se presenten. Esa teoría de poder es la estrategia, siempre subordinada a los objetivos políticos. El ámbito estratégico es donde radica el mayor problema de los políticos, cuyo conocimiento en estrategia es casi nulo, y por tal razón, les es muy difícil entender la lógica y carácter de la estrategia siempre basados en términos de futuro. La confusión se acrecienta por la necesidad de contar con apoyo popular inmediato que normalmente guía el esfuerzo político, y se aprecia en los “baños populares”, encuestas, o portadas periodísticas.

La estrategia es la antítesis del corto plazo porque los vectores en que se desplaza son de mediano y largo plazo. Esto demanda un entrenamiento en la configuración de escenarios futuros y un completo entendimiento de la diferencia de jerarquía y espacios temporales entre planeamiento y estrategia, aunque ambos posean: objetivos, formas de acción, y recursos disponibles como elementos. El fin de que el político conozca de escenarios plausibles futuros no busca que aprenda a predecir, sino a anticipar. La estrategia educa y entrena la mente del que ejerce el poder en términos de futuro. Nadie planea para el pasado, además el “ayer” es único, y en cambio existen muchos “mañanas”, y cualquiera que se seleccione, busca atender las expectativas y necesidades de una población. El no entender que el ejercicio del poder político demanda proyectarlo en el tiempo es el peor error estratégico que finalmente hipoteca el futuro de una sociedad.

Para pensar en términos estratégicos, la mente debe haber sido educada y entrenada. El estratega escanea constantemente el “entorno estratégico” en donde confluye lo material y espiritual, las tendencias del pasado que influyen en el presente, y los drivers que vienen del futuro para tomar decisiones en el “hoy”. Por ejemplo, cuando el expresidente Kuczynski tomó la decisión de abrir la frontera a “todo” ciudadano venezolano, satisfizo una necesidad circunstancial en lugar de tomarlo como una oportunidad estratégica para normar ese ingreso migratorio y dirigirlo según se necesitaba: salud, educación, e inclusive de colonización con apoyo del Estado. En el ambiente del corto plazo fue un triunfo internacional de mostrar al Perú como un país solidario; sin embargo, en términos estratégicos fue una completa desgracia cuyos efectos seguirán en el futuro. Igual ha sucedido con la gestión del COVID, la Reconstrucción con Cambios, contratos internacionales, y acuerdos que han afectado la soberanía y desarrollo nacional, mostrando un círculo vicioso de toma de decisiones con visión cortoplacista.

Finalmente, si aquellos que administran el poder político no se educan en estrategia condenarán el futuro de las próximas generaciones e inclusive, la propia supervivencia del Perú. Si no se entiende la importancia del entorno estratégico, la legalidad y la legitimidad del poder, significa que no se aprendió la lección, porque finalmente, ante un ambiente en constante cambio, la estrategia es ciertamente la mejor herramienta para gestionar la incertidumbre.

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