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sábado, abril 27, 2024

Fondeagro: Tercera Parte

Desaparecidas la Empresa Comercializadora de Arroz (ECASA) y la Empresa Nacional Comercializadora de Insumos (ENCI), la desactivación del Banco Agrario del Perú fue el golpe definitivo. Se produjo un desconcierto en el campo y para salvar la crisis el gobierno de Fujimori trasfirió a la Corporación de Desarrollo de San Martín (CORDESAM) la suma de 1´575,000 dólares americanos y se reactivaron los Fondeagros.  Cuando me invitaron a ser gerente del Fondeagro eran momentos de esperanza.

El gobierno convirtió los Fondeagros –por lo menos en San Martín— en un ente entre político y técnico y se puede evidenciar mediante documentos que obran en los archivos. El ingeniero Gonzalo Villavicencio Aguilar, presidente de la CORDESAM, que había reemplazado a Sergio Guerra Chombo, convocó a Moyobamba a los productores agrarios para el protocolo de inicio del Fondeagro, y para demostración de su vinculación con el gremio agrario se preparó un cheque de banco de dos metros de largo y uno de ancho con la anotación del monto de la transferencia haciéndole entrega simbólica a Segundo Centurión Pérez, presidente de la Federación Agraria Selva Maestra (FASMA). ¿Alguien podría tener fotografías de esos momentos? La vinculación con la FASMA era parte de la estrategia nacional para aislar a los levantados en armas de la supuesta base social que eran los agricultores y la estrategia era proporcionarles facilidades financieras para apoyar sus actividades.

Nunca el local de la Fasma, en Tarapoto, tuvo tanta concentración de gremios agrarios. Ahí se gestó la creación de la Caja Rural de Ahorro y Crédito de la Región San Martín, que sería el brazo financiero de los agricultores y ganaderos pues, el Fondegro era un ente coyuntural. En mayo de 1992 se declara la emergencia agraria y en este escenario comenzamos a funcionar. En el mes de agosto de 1992 se expide el decreto ley que normaría el funcionamiento de las Cajas Rurales de Ahorro y Crédito, y se produce la locura general pues no faltarían vivos y avispados que querían tener sus propios entes y trabajaron para ese propósito. Al ser gerente del Fondeagro asistiría a las invitaciones de las organizaciones que querían tener sus Cajas y explicarles el proceso, pues al proceder del ex Banco Agrario del Perú, conocía el tema. Y un día se produce algo ´gracioso´.

Cierta mañana recibo una llamada de una persona y me comunica que tienen  planes para crear la Caja Rural de Moyobamba y necesitaban recursos. Rápidamente analizo las probabilidades de realización de esa idea y al considerarlo correcta le digo: “Está bien, pero les pongo la condición que para aprobarles la propuesta les espero en la oficina mañana a las 2.05 minutos de la tarde. De llegar un minuto después de la hora acordada, no se les dará trámite a la propuesta”. Y me olvidé del asunto. Al día siguiente, al llegar a la oficina del Fondeagro, minutos antes de las dos de la tarde, me encuentro con cuatro personas que me estaban esperando. Uno de ellos me dice: “Señor Gallegos, estamos dentro del horario y llegamos puntuales”. Eran el ingeniero mecánico Darwin del Águila Solano, el profesor Edgardo Vásquez Arbildo, los agricultores Pedro Guevara Fasabi y Pacífico Quiroz Jara. (Comunicando Bosque y Cultura).

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