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sábado, abril 27, 2024

Fondeagro: Cuarta parte

Los ciudadanos moyobambinos Darwin del Águila Solano, Edgardo Vásquez Arbildo, Pedro Guevara Fasabi y Pacífico Quiroz Jara serían los promotores iniciales de la que llegaría a ser la Caja Rural de Ahorro y Crédito de la Región San Martín. En Tarapoto se movía en ese sentido José Martínez Mogrovejo. Andando el tiempo, Darwin del Águila y José Martínez serían directores permanentes de la Caja Rural, acompañados de Juan Villacorta Arévalo bajo cuyas gestiones la CRACSAM sería un modelo de empresa financiera en el país, decían. Los paquetes de acciones fueron constituidos por los agricultores, y el Fondeagro cumplió un rol decisivo. Por la época había comenzado un trabajo de desprestigio contra el Fondeagro. Esta campaña, perversa y vil, desde hace treinta años sigue contra mí y no sé las razones de ello.

En agosto de 1992 se promulga el régimen de cajas rurales de ahorro y crédito. En la cuarta disposición final del dispositivo se dejaba constancia que los Fondeagros quedarían “automáticamente desactivados al concluir, el 31 de diciembre de 1993, el periodo de emergencia establecido por decreto ley 25509”. Se cambió entonces el reglamento del Fondeagro en cuanto a sus objetivos, señalándose que la conformación de la Caja Rural era uno de ellos. En noviembre de ese año se conforma el nuevo directorio del Fondeagro entrando a formar parte representantes de la Banca Comercial, Colegio de Ingenieros del Perú y de la Caja Rural en formación. El 11 de diciembre de 1992 sesiona el nuevo directorio y en dicho acto se trató el apoyo financiero a las Cajas Rurales en formación y sobre ello comentaremos.

A los cuatro amigos moyobambinos que llegaron al Fondeagro, como escribí en la crónica anterior, se les otorgó un préstamo de apoyo para la Caja Rural de Moyobamba y habían alquilado un local en la avenida Grau, sector Uchuglla, barrio Calvario. Mi amistad con Darwin del Águila Solano nacería en esa época. Pero, por ciertas consideraciones que expresaban los agricultores, ellos esperaban que el Fondegaro mantuviera su vigencia, por lo que preparé un proyecto de financiamiento al agro que el economista Héctor Valcárcel Toulier lo presentó en una reunión llevada a cabo en la Cámara de Comercio y Producción de Tarapoto. Pero, los agricultores no querían cajas rurales y expresaban sus razones, cuando no temores.

Como en el escenario regional existía la idea que el Fondeagro se creó como una estrategia de lucha contra el terrorismo, recibíamos solicitudes estrambóticas. Así, una organización de Tocache solicitó un millón de dólares, GASAMSA lo hizo por 300 mil, y así por el estilo, que ya contaremos. Ya relataré sobre las decisiones que tuvimos que tomar, de los cuales, pasando el tiempo, llegaron a formar parte de mis anécdotas personales. Uno de los aspectos que destaco es que jamás se dio una queja sobre nuestra actuación; alguna crítica radial, sí, de la que también contaremos, y es sobre un préstamo otorgado a una organización maicera de Santa Rosillo de Upaquihuia. Todo hicimos de manera transparente. Pero alguien estaba jugando su propio partido y por ahí anda estafando y embaucando a la gente. (Comunicando Bosque y Cultura).

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