Se me vienen recuerdos a la mente, las historias que había escuchado en Trujillo en las primeras vacaciones que logré salir fuera de Tarapoto a inicios de los años 2000. Eran noches largas con todo tipo de narrativas referidas al fenómeno de “El Niño”.
Se me viene a la mente los muertos flotando en medio de los parques de Trujillo, donde las madres en llantos quebrantados identificaban a sus hijos. Todo esto era parte de la narrativa que mi madrina Deya nos contaba en aquellas noches en la Ciudad de la Primavera y que según los datos oficiales de nuestro estado se reportaron 512 fallecidos, 1,304 heridos y 1.27 millón de afectados en el año de 1982. Además de registrarse 98 mil viviendas destruidas y 111 mil dañadas.
Sin lugar a dudas, El Fenómeno del Niño siempre nos duele. Y ahora es sabido por todos que el cambio climático influye en la intensidad del evento. Esta anomalía según los expertos sucede cada dos a siete años, produciéndose un aumento de la temperatura de la superficie del océano pacífico tropical, principalmente en Ecuador y a lo largo de las costas de América del Sur y Central.
En esta ocasión se habla de un Fenómeno de El Niño cuyos impactos se materializarían durante noviembre y diciembre de 2023 y el verano del 2024. Y hay algunos apuntes que me parecen importantes tener en cuenta porque, así como las historias que escuché en el Norte, las cosas se ponen tristes, también, en el Sur.
Un primer apunte es que mientras suceden intensas lluvias e inundaciones en la costa norte, se presentan sequías en Los Andes Peruanos. En el Norte se pudiera tener propagación de infecciones por los vectores del dengue, chikunguña, zika y malaria. También pueden aparecer enfermedades gastrointestinales, como diarrea o cólera, o leptospirosis, que se contrae tras beber o tener contacto con agua contaminada por la orina o líquidos corporales de animales enfermos, entre ellos los roedores.
Mientras tanto las sequías, configuran escenarios para escases hídrica impactando en el consumo humano, agricultura y mortalidad de ganadería por la escases de pastos.
En todos los territorios aumentarían las infecciones respiratorias y se han identificado la posibilidad de la presencia de al menos 5 plagas como: langosta, roedores, mosca de la fruta, ántrax en animales y roya amarilla.
Un segundo apunte es que el estado peruano a emitido el Decreto Supremo N° 104-2023-PCM con la finalidad de Declarar en Emergencia 544 distritos de 87 provincias de los departamentos de Áncash, Apurímac, Arequipa, Ayacucho, Cusco, Huancavelica, Huánuco, Ica, Junín, La Libertad, Lima, Pasco, Puno y Tacna durante 60 días.
Tamaña labor que le toca realizar a nuestro Institulo Nacional de Defensa Civil – INDECI. Recordemos que los sectores involucrados son el Ministerio de Salud, del Ministerio de Educación, del Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento, del Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego, del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social, del Ministerio del Interior, del Ministerio de Defensa.
Entonces los territorios y los sectores involucrados ya tienen un marco legal para poder actuar ante el peligro inminente – y hace énfasis la norma – por déficit hídrico.
Estamos contra el tiempo, es necesario priorizar las acciones de gobierno en inversiones e intervenciones estratégicas para enfrentar un posible fenómeno de “El niño” y evitar aquellas historias que ,aún, nos siguen doliendo.