Sobre las Agencias Regionales de Desarrollo – más conocidos como ARD – escribí bastante. En el año 2019 desarrollé el primer artículo en el Diario Correo.
Me recuerdo claramente, el café ayacuchano con una galletita de vainilla, que disfrutaba mientras miraba el cielo de Huamanga desde los balcones de un conocido restaurante.
Han pasado algunos añitos y me permito realizar algunas reflexiones que considero pertinentes.
Antes de pasar a realizar estos apuntes, quiero comentarles que me atreví – desde el año 2019 – a leer una suma de publicaciones, papers y tesis sobre esta estructura de articulación con un sentido de agencia.
Luego de tomarme el debido tiempo para reflexionar sobre lo leído, hacer apuntes y consultar con los expertos, es que, tuve la confianza de poder abordar el tema en su plenitud, y, es más, me toco exponer en un Cumbre en la región Cusco sobre los principales avances desde una mirada con enfoque en las regiones del Perú.
Volviendo al año 2019, y desde el lugar donde me tocaba ser un espectador con acción de las primeras implementaciones de una Agencia Regional de Desarrollo en el interior del país, escuché que solo 6 regiones iniciarían este proceso.
Luego de 4 años, son 15 los departamentos que tienen una Agencia Regional de Desarrollo implementada, más del doble de agencias iniciales, en una clara manifestación de crecimiento desde su aparición.
Por ahí va el primer apunte, el crecimiento de implementación y esto seguro que en cada departamento tiene una matriz diferenciada, propias de los elementos particulares de cada territorio.
El segundo apunte que fui observando es que de una inicial triple, se viene hablando de una cuádruple hélice, la versión de la alianza de estado, empresa privada y academia fue sumada con la sociedad civil. Este es sin lugar a dudas una innovación importante porque el proceso de diseño de políticas tuviera una legitimidad de origen bastante robusta.
En el proceso de escribir este artículo, mientras me tomo un cafecito ñucñu ñucñu, voy imaginando como han de ser ahora la construcción de estas políticas que pretenden generar territorios competitivos.
Durante mi café es que nace el tercer apunte. Esta nota reflexiona en el hecho que mientras el número de Agencias Regionales de Desarrollo ah crecido, así, como el número de hélices compuesta, lo que si se ha mantenido es el enfoque territorial.
Recordemos que estas recomendaciones nacen de las intenciones de que el Perú pueda ser incluido en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos – OCDE.
Y cuando asocio mentalmente estas recomendaciones con la visión de territorio se me viene el término de Descentralización de una manera palpitante y emocionante.
Todo esto porque las regiones o departamentos pudieran priorizar sus cadenas productivas o sus potencialidades y en base a esas grandes bondades que la naturaleza nos ha otorgado. Entonces es una gran oportunidad para que en base a la competitividad presenciemos un fortalecimiento de nuestras instituciones, tanto públicas, privadas y de nuestra academia con la participación de la gente. Es un ganar – ganar, desde todo punto de vista.
Estaré atento a los resultados de implementación de las diversas agencias, también para evaluar posibles cuellos de botella o complicaciones que nos den aprendizajes importantes en búsqueda de lograr los fines para los cuales fueron creadas.