Los alcaldes son las máximas autoridades de los territorios. Están por encima de otros y solo por debajo de los gobernadores regionales y del presidente de la República. Los burócratas que no entienden esto, deberían renunciar. O sea, el gerente de un proyecto especial no le puede hacer esperar a un alcalde mientras se reúne con sus funcionarios. Alguna vez le expliqué a un altísimo funcionario que él no estaba facultado a convocar a un alcalde para una reunión de trabajo, porque el alcalde es el máximo gestor del territorio. Lo dice la ley y lo prescribe el sentido común. Pero la desgracia es que a veces tenemos alcaldes que no conocen “sus” leyes y “funcionarios” que están perdidos y desubicados. Y recogiendo una cita a Bertolt Brecht, que leo en un artículo del doctor Manuel Alva Jarama, en el Facebook: “El peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos”.
La otra desgracia es que los pueblos eligen a los alcaldes por simpatías o porque prometen muchas cosas. Se dice que muchos llegan a ser alcaldes por el arrastre del líder regional. Un ciudadano podría ser alcalde sin necesidad de ser una persona culta o muy instruida; el éxito de su gestión dependerá entonces de su buen criterio para saber rodearse de las personas idóneas, honestas y leales. Y la tercera desgracia es que muchos alcaldes confunden la sobonería y el ayayerismo con la lealtad. Sus éxitos dependerán también de la gente con la que se rodeen: no deben ser sorprendidos por farsantes y plagiarios que se venden como expertos y han fracasado en todo. Por ahí anda un “experto” que pinta pajaritos y en los eventos se presenta como si hubiera salido de Harvard.
En verdad no sé qué cosas enseñan en esas famosas escuelas ´para alcaldes´. Asistí a una de esas clases sobre este tema. Me parecieron esas escuelas donde se aprende a enamorar. O sea, explican el por qué pero silencian el cómo. Los alcaldes deben tener bien claro que tienen responsabilidades ante nosotros y todavía están en cero. Pero les queda tiempo y ya es hora que hagan cambios, como dice la gente.
El tema de la administración gubernativa es la gestión y tiene mucho que ver el valor de la empatía con los ciudadanos y el interés por solucionar sus problemas. Y, creo percibir, que hasta ahorita los alcaldes siguen en Marte esperando que una nave espacial vaya a recogerlos, pues, desde la gestión del gobernador Bogarín, los alcaldes no han querido enterarse que existe el Comité de Gestión Regional Agrario (CGRA), que es el único espacio de coordinación y articulación intergubernamental donde se reúnen los tres niveles de gobierno para evaluar y supervisar la ejecución de las políticas públicas (tres objetivos prioritarios del sector agrario, cinco políticas forestales y nueve políticas ambientales), sin contar que los gobiernos locales son también responsables de aplicar y dirigir las estrategias ante el cambio climático. ¿Los alcaldes están informados de estos temas? Los gerentes de desarrollo económico ya deben haberles informados ¿Y si la Contraloría General de la República pidiera cuentas? (Comunicando Bosque y Cultura).