Como vivimos en los tiempos de las realidades absurdas todo es posible ahora. Usando una frase trillada, la realidad ha superado a la ficción pues, desde que una presidente dice que vivimos en la tierra de la paz y la felicidad, cualquier cosa ya podrán decirnos. Si un chatarrero se convierte en un experto en clones de cacao y gran expositor del desarrollo económico, ya nada será imposible….hasta vender una región. Incluso que un alcalde coloque su placa recordataria solo por estornudar.
Confieso que el título no es original. Se me ocurrió la semana que pasó después de encontrar en el puesto de periódicos, libros y revistas de “Sotil” (Tarapoto) esas antiguas novelitas que publicaba la editorial Bruguera y me atrajo el título “¿Quién compra un planeta?”, de Clark Carrados, escritor español de ciencia ficción y de esas novelitas del Oeste que fascinaban a mi padre y a mí.
De repente esta nota sea reacción a la frustración que siento porque nos estamos yendo al descalabro ambiental, si es que ya no tocamos fondo pues, después de recorrer la región San Martín, redescubro que nos encontramos en una situación caotica; en este drama donde los burócratas están pensando cómo actuar y no se dan cuenta que ya tienen las herramientas. Pero creo que el temor a lo privado sea el factor principal que les impide hacer cumplir las normas. Por ejemplo: nos han quitado las fajas marginales de los ríos, lagos, quebradas y riachuelos que son áreas inalienables. Veamos nomás el Cumbaza y el Shilcayo. ¿Y los alcaldes? ¿Y los altos directivos de las entidades públicas? En las narices de los funcionarios, los vecinos “emprendedores” invaden veredas, áreas libres y nos quitan los espacios públicos. ¿Cómo revertir esa anomia burocrática y que los funcionarios asuman sus responsabilidades pensando en el bienestar de los ciudadanos?
En el país existe el Comité de Gestión Regional Agrario (CGRA), como único espacio de coordinación y articulación intergubernamental, pero ni los alcaldes ni los gerentes regionales de la Autoridad Regional Ambiental (ARA) nunca asistieron, ni se los conoce. Si bien es cierto que en la región San Martín existen cientos de espacios de “coordinación”, solo en el CGRA se pueden tomar acuerdos vinculantes al desarrollo territorial de acuerdo a las políticas nacionales. Creo que la alcaldesa de Tarapoto no asistió a ninguno de estos eventos en lo que va del año, y para agravar su indiferencia a los problemas de la ciudad no estuvo presente en la reunión de trabajo que la congresista Cheril Trigozo convocó para tratar el Megrapoyecto del Agua de Tarapoto, tan importante y urgente.
Si los funcionarios llamados a aplicar las normas no actúan no nos queda sino ofrecer en venta la Región San Martín y que el nuevo propietario salve nuestra tierra. Ahorita, más que discutir la ´seguridad hídrica´ es hora de hablar claro: ¡nos encontramos en emergencia del agua! y ya lo sugerí hace veinte años. Coincido totalmente con Carlomagno Pasquel Cárdenas: recuperemos nuestras fuentes de agua; agrego: los caudales ecológicos. El drama del agua es solo parte del problema. (Comunicando Bosque y Cultura).