Paso ahora a comentar el otro Paramita o Pensamiento Trascendental del Maestre Dr. Serge Raynaud de la Ferrière, que referí en el artículo precedente:
“LEJOS DE MÍ LA INTENCIÓN DE CRITICAR LAS IGLESIAS ORGANIZADAS. SIEMPRE HE SIDO EL DEFENSOR DEL ORDEN Y LA DISCIPLINA.”
Me impactó esta aclaración, pues muchos pueden creer que el autor, como Regente de la Gran Tradición Iniciática (encargado por ello con la tarea de REABRIR mundialmente los Colegios Iniciáticos después de dos mil años de oscurantismo espiritual, presentando también al mundo una MISIÓN del SABER, abierta a todos y con sus miembros portando en el pecho la hermosa Cruz de Aquarius) PUEDEN CREER ¡ERRÓNEAMENTE POR SUPUESTO! repito, que este Movimiento cultural-espiritual sea otra religión, y que por ello vendría a tener una posición critica respecto a las “iglesias organizadas” o peor aún, preconizando que sean suprimidas. ¡DE NINGUNA MANERA ES ASÍ!
Y sobre todo me asombró que él señale la ligazón de las iglesias con el orden y la disciplina…Ello, porque la ubicación y el papel que tienen las religiones en la evolución humana NO PUEDE SER SOSLAYADO sino valorado ya que ofrecen un CAUCE a muchos seres que aún vibran en el grado de consciencia que estas iglesias representan, encontrando satisfacción en sus doctrinas y, por ende, llevando una vida más serena y ordenada, siguiendo las disciplinas morales de su doctrina.
De ahí que me transmite cierta paz ver a las personas siguiendo las exigencias de su religión, vistiéndose adecuadamente en señal de respeto a las virtudes propugnadas y al Dios o ser superior que ellas veneran (Jehovah, Yaveh, Buda, Allah, Ishvara, etc.) evitando las malas palabras y acciones, etc. Todo ello le da un ORDEN indispensable a la vida social para que no se desboque en el CAOS y la ANARQUÍA, que son algunos de los terribles accidentes causados por el ateísmo y el espíritu rebelde ‘luciferiano’ (basta ver hoy las LEGIONES de “progresistas”, alienados por la ideología “woke”, tratando de normalizar la destrucción de todo orden, relativizando con exacerbación crítica y abuso de los raciocinios abstractos, para lograr sus fantasías antinaturales, que nos recuerdan la declaración de Paracelso: “LA FANTASÍA ES LA PIEDRA ANGULAR DE LOS LOCOS”.
Se comprende pues, el valor de las religiones como dique al caos social. Como bien ilustraba el citado:
“SE GRITA QUE “LA RELIGIÓN ES EL OPIO DE LOS PUEBLOS”. YO RESPONDO: “SÍ, PERO AL INTOXICADO NO HAY QUE SUPRIMIRLE LA DROGA”. Recuerdo también que un día en una de mis conferencias públicas, un viejo erudito español me interpeló para decirme que las religiones son muletas. Es verdad, pero… ¿por qué queréis suprimir esta ayuda a los que no pueden caminar solos? Con mucha frecuencia se cree uno capaz de caminar solo demasiado pronto, y los accidentes por el ateísmo son muy conocidos para que no tenga que ocuparme de comentarios al respecto. Las diversas canalizaciones del pensamiento humano son indispensables para situar al espíritu en la puerta que le conducirá luego al jardín de la investigación personal. Todas las religiones tienen métodos de conducta moral que hay que respetar.”
Entre los accidentes causados por el ateísmo materialista está la náusea existencial y el nihilismo suicida que asola a nuestra civilización:
“La concepción materialista sólo permite recoger una cosecha de materia y como el principio de no creer en una prolongación no puede ofrecer sino la idea de una cesación completa de la existencia, esta filosofía es verdaderamente desalentadora; no engendra, en cierto modo, sino dolor y no deja ninguna lección que pueda ser aprovechada.”
Este materialismo presuntuoso reinante, causado por estancarse en el grado primario del ‘comenzar a pensar’, se explica magníficamente así:
“LUCIFER, ‘la Estrella de la Mañana’ [la “mañana” simboliza la adolescencia intelectual-pensante materialista, la “madrugada” sería el estado previo: la masa social automático materialista] simboliza esta luz equívoca, pronta a infiltrarse en los espíritus desde que nacen al conocimiento [el dominio de las ‘ideologías agresivas’ de la actualidad]. El Tentador abusa de la ingenuidad de la individualidad que, orgullosa de ser descubierta por sí misma, se vuelve necesariamente centro de su esfera consciente, es decir, de su universo relativo. De este modo, cada uno de nosotros se constituye en dios de un pequeño mundo particular y se atribuye una autonomía arbitraria, que le hace perder de vista su subordinación al gran mundo y al orden universal de las cosas. Ésta es la revolución original que, como microcosmos, nos aísla del macrocosmos, y nos somete al Príncipe de este Mundo, mientras nos creemos emancipados, libres y únicos amos en nuestros Estados. En realidad, somos esclavos de la gran ilusión aisladora. Pensando sólo en sí mismo, el individuo se debate en la esfera minúscula, engaño del Tentador, que le ha soplado el primero de los sofismas: “Yo soy, entonces todo se remite a mí”. Sobre este error fundamental se erigen los cimientos de nuestro egoísmo. La sensación nos domina, y la tenemos por agradable, de manera que vivir es sinónimo de gozar (…) Se engendra así una estrechez de espíritu que podemos denominar luciferina.”
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