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jueves, mayo 2, 2024

“El Principito”: Mensajes Espirituales

El pasado lunes veintidós de enero, dentro de los eventos culturales por el Aniversario del Ilustre Maestre Dr. Serge Raynaud de la Ferrière, tuvimos la grata vivencia grupal de apreciar la magnífica película “EL PRINCIPITO”, basada en la novela del escritor francés Antoine de Saint-Exupéry. No está demás decir que este film de 1974, nos elevó a todos los reunidos en la Cámara de Comercio de San Martín, a vivencias profundas de emociones superiores y reflexiones de sabiduría para meditar en el misterio de la vida.

Entre los múltiples elementos que podemos aquilatar de esta Obra están los simbolismos del DESIERTO, el AVIÓN, el NIÑO interior, la SERPIENTE, la alienación espiritual causada por el exceso de “civilización”, el encuentro con nuestro SER espiritual (el Ser Verdadero…) y muchos otros más.

Por ejemplo, en cuanto al DESIERTO, siempre ha sido un poderoso y milenario símbolo de EXILIO espiritual, de soledad y encuentro con nuestra MISIÓN en la vida. Como bien recoge el Maestre Dr. Serge Raynaud de la Ferrière citando esa profunda expresión de la Tradición Hebraica: “En el desierto de su existencia particular, Israel reencuentra el Universo.” Es pues el desierto un símbolo existencial de esa comunidad o pueblo de conciencias que se han liberado o pasado de la primera etapa (la masa ciega) para reflexionar sobre su sentido de la vida y prepararse para pasar a la tercera etapa existencial (señalada también por Karl Jaspers) que es el RETORNO a la sociedad, pero TRANSFIGURADO como aquel Moisés que regresa del simbólico Sinaí plenamente consciente de la MISIÓN específica que Dios le ha encomendado.

Así, el personaje de la novela que “se pierde” con su avión en el Sahara, simboliza esta etapa de reflexión y encuentro con su niño olvidado (El Principito) es decir, el recordar los orígenes y directivas primordiales con los cuales ha sido enviado a esta vida pues, como dice el Maestre Dr. David Juan Ferriz Olivares: “El compromiso del hombre con la misión que le otorga su destreza, compromiso espiritual y cultural, amalgamado, ha sido el realizador de una buena parte de su evolución.”

Respecto al encuentro con nuestro NIÑO, evidentemente no significa regresar a comportarnos infantilmente o ser pueriles sino en el sentido espiritual creativo y creador, como lo clarifica el Maestre Dr. Serge Raynaud de la Ferrière:

“Naturalmente, la mayor cualidad del compositor reside en la imaginación; aquí parecen más apropiadas que nunca las palabras del Cristo: “En tanto que no os volváis como niños, el Reino de los cielos se os escapará”. En efecto, los niños tienen esa facultad imaginativa muy desarrollada, se forman un mundo para ellos, rápidamente construyen formas, hechos, personajes, …así como el verdadero artista debe crear otro mundo.”

“A menos que os hagáis como niños…” dijo Jesús de Nazareth. En realidad, el muy relativo conocimiento que poseemos tiende a incrementar nuestra vanidad; fácilmente olvidamos que tenemos que adquirir más aprendizaje, porque es SOLO CUANDO ESTAMOS EN POSESIÓN DE UN PERFECTO ENTENDIMIENTO QUE PODEMOS VOLVER AL ESTADO DE PUREZA DE UN NIÑO.”

“Es necesario comprender que, si cada uno tiene razón, “todas las verdades no son más que semi-verdades”. Es la razón por la cual el Maestro pide a sus discípulos olvidar las enseñanzas corrientes (plano material) para abordar la Iniciación. (Es lo que Jesús definía como “tenéis que ser como niños”).

“Sería mejor empezar con olvidar todos los conceptos e ideas preconcebidas, regresar a ser niños…”

Por ejemplo, nuestra rigidez mental, ilustrada en la novela cuando todos los adultos veían un sombrero donde el niño había dibujado una boa constrictora que había ingerido a un elefante (!) Ello nos conduce a la profunda enseñanza de liberarnos CON PRUDENCIA Y SABIDURÍA de las limitaciones mentales que transmiten las palabras, enseñanza tan magníficamente desarrollada por el Sublime NAGARJUNA, gran Apóstol del Saber de la Escuela Mahayana…

Ello también nos lleva a comprender por qué el Maestre Dr. David Juan Ferriz Olivares indicaba, citando a Eric Berne que: “PARA EL INDIVIDUO ES IMPORTANTE CONOCER SU NIÑO, NO SÓLO PORQUE VA A ACOMPAÑARLO TODA SU VIDA, SINO TAMBIÉN PORQUE ES LA PARTE MÁS VALIOSA DE SU PERSONALIDAD.”

El avión y las alas, serían un símbolo del SER ESPIRITUAL que en el aviador, al caer al desierto del Sahara, simbolizaba la caída de su capacidad de INSPIRACIÓN por las circunstancias de los “choques de experiencias” de la existencia. Es pues la CORRIENTE de la VIDA (el Padre, Brahma, etc.) que nos impone las lecciones para reflexionar en el desierto, pues “el progreso es una fatalidad y todo aquello que no queremos aprender de buen grado, nos es impuesto a la fuerza por el orden bienhechor de las cosas.” (Serge Raynaud de la Ferrière).

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