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sábado, mayo 4, 2024

Simplificando el desarrollo

Hace algunas semanas conversando con un especialista en el tema del agua me indicó que para ver la solución de la seguridad hídrica en una determinada cuenca tenían como cinco instancias, y necesitaban conformar otras, como las llamadas mesas técnicas, que en San Martín tenemos hasta para regalar. Hay mesas que sí estarían trabajando, como el del cacao. Para ver la solución del tema del megaproyecto del agua de Tarapoto se habló de una mesa temática para que determine si el agua se captará del Cumbaza o del río Mayo. ¿Por qué no hacer este proceso más simple? ¿Cuántas reuniones más de coordinación esperamos?

Discrepo con el concepto de lo que llaman “seguridad hídrica”. Copio del internet la siguiente definición: “La Seguridad Hídrica es la capacidad de la humanidad de proteger el acceso sostenible al agua para el sostenimiento de los medios de vida, el bienestar y el desarrollo socioeconómico. Al mismo tiempo que emprende acciones para proteger los ecosistemas que brindan el recurso hídrico…”. Pero la definición me parece incompleta, porque ya no se trata de “proteger el acceso” para el disfrute del agua, pues ya estamos en cuidados intensivos y han desaparecido centenares de fuentes de agua. El tema es declarar en emergencia el sistema hídrico de la Región San Martín, que ya lo propuse al Gobierno Regional hace ¡veinte años!

Para la solución del drama del agua se está todavía pensando que contamos con recursos hídricos suficientes. Claro que tenemos más agua que los países de ecosistemas de desierto. La tragedia es que las aguas desaparecen en nuestras narices mientras las autoridades ambientales están celebrando su quinientas ava reunión de coordinación. Para abreviar: se necesita simplificar la ruta de los procesos y procedimientos para lograr esos objetivos y que la ciudadanía disfrute de los bienes públicos y de los bienes comunes. El burócrata que no han entendido esto, y no conoce sus roles, debe renunciar de inmediato.

El concepto de “simplicidad” en la gestión pública está tomando más fuerza. Diferentes normas de carácter general lo declaran expresamente, como la Ley del procedimiento administrativo general y la ley orgánica del poder ejecutivo. Por extensión, debe incorporase dentro de la gestión del desempeño el hacer sencillos los procesos porque, para encaminarnos hacia un producto o bien común existen un sinfín de procesos superpuestos, tanto que ni los “expertos” pueden definirlos con claridad.

Asistimos a conferencias en donde claramente podemos ver que los “expertos” no precisan las rutas hacia el logro de los objetivos. Por ejemplo, he podido convencerme [y he llorado] cuando algunos alcaldes no conocen la ley orgánica de municipalidades. Si no conocen sus normas matrices ¿cómo entonces van a gestionar sus funciones específicas exclusivas y las funciones específicas compartidas? La simplicidad, entonces, comienza en saber para qué estás ocupando un cargo político o de confianza. Sinceramente, pretender que la simplicidad sea nuestro principio de la gestión pública puede ser realmente complicado. (Comunicando Bosque y Cultura).

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