La situación es crítica.
Las familias que perdieron todo por la inundación esperan recuperarse ahora con la ayuda humanitaria.
Los estudiantes se quedaron sin los materiales de estudios. Sus cuadernos y libros así como sus uniformes se llevaron la furia del río Shemacache.
La situación actual de la infraestructura educativa en el lugar, es caótica. Las aulas llenas de lodo y agua, los libros completamente inutilizables al que se suma las laptops, generador de energía y los alimentos de kaliwarma que se han perdido en su totalidad.
A la zona llegaron los integrantes de una comitiva liderada por el Instituto Nacional de Defensa Civil (INDECI) y el Gobierno Regional de San Martín y la Municipalidad Provincial de Mariscal Cáceres, así como la Unidad de Gestión Educativa Local (UGEL) Mariscal Cáceres, para la evaluación de los daños ocasionados en la comunidad; llevaron ayuda en alimentos, medicinas, ropa, utensilios, calaminas, catres, pero que aún es insuficiente.
Personal del Programa de Reducción de la Vulnerabilidad y Atención de Emergencias por Desastres (PREVAED) realizaron charlas, dinámicas, juegos lúdicos y recreativos para favorecer la recuperación socio emocional de los niños.
Por el momento, existe la probabilidad de que se suspendan las clases, según ha señalado el director del plantel Prof. Ruller Fasanando Morales, quien junto a un representante de la Asociación de Padres de Familia (APAFA) y de la ronda campesina recorrió la infraestructura educativa para verificar los daños ocasionados tras la furia de la naturaleza.
“Los niños no pueden estudiar en estas condiciones y las actividades que aún faltan para el cierre de las actividades de fin de año no se saben si se cumplirán o no porque no existen las condiciones para eso”, indicó Fasanando.
Son 98 las familias que se han visto afectados por esta inundación y ahora tienen que atender sus necesidades básicas de falta de alimentación, vivienda que trajo consigo la furia de la naturaleza, al que se suman los problemas de salud que tendrán a consecuencia de la humedad y los charcos de agua que se mantienen aún en la comunidad.
Los docentes esperan que la decisión de las autoridades del sector educación sea la más adecuada, en salvaguarda de los intereses de la población escolar que ahora espera restablecerse de esta terrible pesadilla que de seguro dejará secuelas en los niños de Nuevo Chimbote, distrito de Pachiza, provincia de Mariscal Cáceres, región San Martín. (Carlo A. Pérez)