Especialistas indican que queda muy poco de este ecosistema único en el mundo que existe en San Martín…
Por: Lenin Quevedo Bardález
En la región San Martín se encuentra un bosque único en el mundo, con características que no se repiten en ningún otro lugar del planeta. Se trata de bosque seco tropical del Huallaga Central.
Este ecosistema, ubicado entre las provincias de Picota, Huallaga, El Dorado y Bellavista, podría desaparecer. En estos momentos, de él solo quedan algunas miles de hectáreas, pues el proceso de depredación ha sido muy salvaje.
Rainer Schulte, refiere que en ese lugar él ha podido encontrar una multitud de especies únicas, como por ejemplo un motelo con rayas amarillas en las patas, que difiere de otras especies familiares.
Asimismo, la especie bandera de este lugar, por sus características únicas es el helecho denominado como cuerno de venado, que fue encontrado hace algunos años en el lugar e investigado por el biólogo Ricardo Fernández del Museo de Historia Natural de Lima. “El helecho cuerno de venado, crece epífito, sobre los árboles de quinilla, los mismos que están desapareciendo por la tala que existe en el bosque seco. Desaparece la quinilla y desaparece este bello helecho”, refiere Fernández.
El biólogo Marco León, de la ONG INIBICO refiere que el bosque seco del Huallaga, provee a los pueblos de sus alrededores de madera para la realización de cercos y además de entregar carbón para la cocina tradicional.
“Lo malo es que han sacado todo, pero nunca han reforestado, hayn un montón de animales que se alimentan del fruto de la quinilla, como el sajino o el venado”, manifiesta Rainer Schulte.
Daniel Vecco de Urku, indica asimismo que estos bosques vienen siendo talados fundamentalmente por ilegales que buscan comerciar con la madera.
“La administración, como todos los voraces que llegan, solo les interesa vender las tierras y sacar provecho”, indica el historiador Wilson León Bazán.
Uno de los principales problemas que enfrenta el bosque seco es justamente la existencia de maizales en la zona, cuya siembra es promovida por las empresas avícolas que se han establecido en los alrededores, como Don Pollo y las granjas de Walter Grúndel.
“Cada medio año voy por el bosque seco y siempre sigue, destrucción, tras destrucción. Cuando yo llegué en el 82 había muchos quinillales por el Ponaza y el Biavo… eran inmensos; ahora no se ve nada, todito está destruido”, indica con tristeza Rainer Schulte.
No cabe duda que hay que hacer algo muy pronto, pues el bosque seco corre el riesgo de desaparecer para siempre del mapa del planeta.