La voz del editor

Por: Lenin Quevedo Bardález

Qué podría ser más cómodo para un periodista que solamente publicar información que no le cause ningún daño a su seguridad.

Sin duda, es mucho más cómodo únicamente publicar información social o pasarse el día haciendo temas que tienen que ver con el acontecer plano de la comunidad. Una fuga de agua por aquí, un corte de energía por allá, lotes y lotes de notas de prensa, fotitos con el enamorado, el primo o el sobrino, etc., etc.

No obstante, algunos optamos por lo otro. Por enfangarnos en lo más sucio de esta sociedad y liberar las cajas de Pandora que esconden hechos asquerosos sobre los que la comunidad debe emitir un juicio

Eso entre otras cosas nos cuestan problemas innumerables. Desde temores que vienen de la familia, malos entendidos con el público por decir lo que se piensa, denuncias en el Poder Judicial, hasta agresiones por parte de los que se sienten ofendidos cuando hacemos nuestro trabajo (como sucedió cuando nos lanzaron bombas).

Así, la vida del periodista se convierte en un compromiso con la comunidad, más allá de sus propias conveniencias. Cuántas veces personas cercanas nos piden que dejemos de liberar información que nos ponen en riesgo. Pero esa adrenalina que genera la producción de información consecuente es una grave adicción. Y no nos quejamos por ello. Eso es lo realmente grave