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jueves, abril 18, 2024

El tio Erasmo (in memoriam)

Remembranzas
Pedro Emilio Torrejón Sanchez

El tío Erasmo Sánchez Rojas, nació el 26 de noviembre de 1921 en Shapaja. Mi mamá fue una de sus hermanas. El tío se casó con una buena mujer, Martha Cleofé Leveau Flores, la tía Marthita.
Siendo niño, me acuerdo de la casa en Shapaja donde vivía mi tío con su familia. Me encantaba sentarme en la vereda, sobretodo al atardecer, a la puesta del sol, porque corría una brisa que venía del Huallaga y amenguaba los otros aires bochornosos.
Mi abuelo materno, papá Asencio, tenía un árbol de ciruelo en el jardín de su casa, yo escogía los ciruelos más verdes…luego buscaba sal y lo ponía en papel periódico. Decía a mis padres que me iba a la casa del tío Erasmo. Durante el trayecto, comía tranquilamente mis ciruelitas, sin ser visto ni molestado por nadie.
Luego, el tío Erasmo y los suyos se trasladaron a Tarapoto en 1968. Me acuerdo que se instalaron en la cuarta cuadra del jirón Alfonso Ugarte. En la tercera cuadra del mismo jirón vivía don Benjamín Sánchez, que le decían El Chivo, francamente no sé por qué le llamaban así. Años más tarde la hija de don Benjamín sería mi profesora de inglés en el Jiménez Pimentel.
Mis tíos, Marthita y Erasmo, tuvieron cinco hijos : Nancy, Guillermo, Marilú, Nelly y Piero. Me acuerdo que Guillermo había amarrado una soga en una rama de uno de los árboles que había en el huerto de la casa de Alfonso Ugarte e imitaba a la perfección a Tarzán. Me impresionaba este primo, porque siempre estaba contento y sonriente. Contado chistes era un campeón, nadie le igualaba. Era también un buen jugador de cartas y un tramposo de primera. Y al mismo tiempo era un artista : pintaba lindo y hacía unos dibujos magníficos.
Mi tío y su familia, se trasladaron de nuevo. Se fueron a vivir, de manera definitiva, a una casa en la segunda cuadra del jirón Camila Morey. Ahí el primo Guillermo pintó unos lindos murales, que hasta el día de hoy, las figuras y los colores me acompañan por doquier. Al frente de esta casa, vivía el dentista don Paco Jorge con su familia. Don Paco tenía varios hijitos que se seguían en edad. Guillermo, al ver salir a don Paco con sus hijos de la casa donde vivían, cantaba : « Los paquitos van al agua, tienen ganas de nadar. En hileras bien formados, como saben caminar. Va el Paco por delante, los paquitos por atrás. Uno, dos, tres paquitos ; ni uno menos ni uno más. Tra-la-la, tra-la-la, hay que buena es mi mamá ». El tío Erasmo se regocijaba de buena gana al escuchar la ocurrencia de su vástago.
En realidad todos los primos eran graciosos, y si ellos eran así es por que el tío Erasmo era el primer ocurrente en su casa. La tía Marthita era más reservada. Ella era pariente de un héroe local, nuestro cabo Alberto Levú (Leveau).
En mi infancia oí contar un chiste al tío que le hacía repetir hasta el cansancio. Me regocijaba como si lo hubiera escuchado por primera vez. Le decía : « Tío, cuéntame otra vez el cuento del gringo… ». Y él me respondía : « Pero el otro día no más te he contado. ¿Ya has olvidado, dí? ». Y me contaba la anécdota del gringo, un ingeniero que hacía parte del Consorcio Brown & Root. Estando en Tarapoto asistió dizque a una reunión en el Club social San Martín. Llegó el gringo al club, casi no había gente y sin hacer ruido se sentó detrás de una jovencita. Ésta, no se dió cuenta que había alguien sentado detrás de ella y se dió un cuezco (seguramente era una supitera). El gringo, tosió voluntariamente para manifestar su presencia. La huambra, volteó y vió al gringo. Se ruborizó (se volvió pucacha) y movió la silla, queriendo decir al gringo, no he sido yo, ha sido la silla. Y el gringo le dijo : « ¡Muy diferrrrrente señorrrita…muy diferrrrrente ! ». No me cansaba de escuchar y de pedirle al tío, cada vez que la oportunidad se presentaba, para que me contase de nuevo el chistecito y reírme a carcajadas.
Los fines de semana, yo diría de manera religiosa, se reunían en la laguna Venecia, mis padres, mis tíos y algúnos amigos suyos. Mientras que los adultos estaban al rededor de don Boquichico Reátegui, mi hermano Juan, yo y otros muchachos estábamos en la laguna, metidos como patos. En un momento dado, cuando las cervezas iban y venían (más venían que iban), el señor Reátegui se iba a buscar su punguichi (guitarra). Al rato, empezó a entonar valses criollos. De repente, dentro del repertorio vasto que tenía el viejo Boquichico, comenzó a cantar un vals de Julio Jaramillo, « Me duele el corazón ». Y cuando estaba entonando la canción, con fuerza y brío, diciendo : « ¿Dónde están mis amigos? No los veo. ¿Dónde están mis hermanos? No los hallo. ». El tío Erasmo, con su voz que se dejaba escuchar algúnos kilometros a la redonda (como el otorongo, tongorosapa), intervino diciendo : « ¡Les han dado barbasco! ». Una risotada general. Y El Boquichico, no se inmutó para nada, y siguió con la canción de lo más fresco, entonando: « Solito he de sufrir, solito he de llorar, solito yo me tengo qué acabar ¡pobre de mí! Solito he de sufrir, solito he de llorar, solito yo me tengo que acabar ».
El tío Erasmo, en todas las reuniones, tenía su vaso individual. Mientras que para los otros, el vaso que circulaba era de uso colectivo. No se servía mucha cerveza, creo que la mitad de la mitad de un vaso. Y cuando alguien piteaba : « ¡El Erasmula no está tomando ! ». El tío respondía : « Sí, estoy tomando. Yo tomo de a poquito, pero a cada rato ».
Me acuerdo que mi abuela materna, María Luisa (mamá Lucha) fue enterrada en diciembre de 1984. Durante los obsequios de mi abuelita, le cupo el honor de hacer el elogio a mi padre. Frente a la tumba abierta y el féretro al costado, en el cementerio de Tarapoto, mi papá se resbaló y dió la impresión que se iba a caer en el hueco. Como yo estuve cerca del tío Erasmo, escuché que decía a alguien : « Hummm…Pedro Emilio no va a demorar en seguir a mi madre ». Todas las personas que escuchamos el comentario, sonreímos. Y pocos meses después, mi padre fallecía, un 2 de febrero de 1985.
El tío no sería completo si no hago alusión al amigo fiel y camarada exepcional de todo tiempo, me estoy referiendo al Chino Ruíz, papá de Charito y Guimo Ruíz. Guardia Civil jubilado que le accompañaba a todos los lugares.
Sé que mi tío está malito, pero espero verle pronto en la ciudad de las Palmeras.

Mayo 2013.
Pedro Emilio Torrejón Sánchez.
Desde Furchhausen, Francia
P.D. : acabo de enterarme que mi tío Erasmo acaba de fallecer. Ahora vivirá en la mente y en el corazón de la familia y de los amigos que supo cultivar. Un sentido homenaje : franco, sincero y valiente, al tío que me hizo reír durante mi infancia. Erasmo Sánchez Rojas, descansa en paz.

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