El valor de los conflictos ¿Y qué beneficios dejo?
Tenemos un Estado que no sabe cómo interactuar para cubrir brechas sociales y para la atención en la dotación de una infraestructura básica mínima de alto impacto.
La advertencia de los líderes indígenas de no dejar salir ni una sola gota de petróleo desde Loreto, es una guerra declarada al Estado al incumplir compromisos y acuerdos asumidos con anticipación.
El próximo 16 de noviembre, se cumplirá 50 años de explotación petrolera en la región Loreto, sobre todo en territorio de comunidades indígenas, con convulsión social por demandas de mejores condiciones de vida, vida digna con atención oportuna y de desarrollo socioambiental que ningún gobierno hasta la fecha pueda satisfacer.
El economista Roger Grández Ríos, director del Instituto de Desarrollo Socioeconómico de Loreto, señala que, los riesgos de una actividad extractiva que trabaja en zonas de alta fragilidad, al estar interactuando directamente con sus medios de vida (que es su fuente de alimentación y salud de las poblaciones locales), representan un alto nivel de riesgo permanente, y eso es lo que ocurrió en los primeros 30 años de la presencia de la industria petrolera en Loreto, donde el estado era invisible, en el extremo cómplice de un proceso destructivo y avasallador con los medios de vida.
La presencia de instituciones públicas como entes supervisoras-reguladoras y sancionadoras, el despertar indígena en la vigilancia de su territorio para una lucha incansable por sus derechos, como también la incorporación de políticas ambientales en los presupuestos operativos de las empresas extractivas, y la presencia de organismos no gubernamentales en la formación de líderes locales, vigilancia, monitoreo e incidencia política, son elementos que de a poco fueron tomando cuerpo hasta crear condiciones para un trabajo operativo de la industria vigilado, controlado y puesta en escena de manera permanente al representar luchas y movimientos indígenas para la atención de sus demandas acumuladas y no atendidas por un Estado que no sabe cómo interactuar para cubrir brechas sociales y para la atención en la dotación de una infraestructura básica mínima de alto impacto.
Hoy nos encontramos frente a una realidad compleja donde los principales actores muestran su propia cuota de poder con el propósito de equilibrar fuerzas y así encontrar soluciones conjuntas poco probables de alcanzar. La advertencia de los líderes indígenas de no dejar salir ni una sola gota de petróleo desde Loreto, es una guerra declarada al Estado al incumplir compromisos y acuerdos asumidos con anticipación.
La toma de puntos estratégicos como la estación 1 y 5 del Oleoducto Nor Peruano (ONP), atrincherando el trabajo operativo del único Lote en producción de gran tamaño, como es el campo Bretaña (Lote 95) en estos días al borde de un conflicto total de nunca acabar; la dificultad de encontrar soluciones en un ambiente cargado de desencuentros y vibras negativas por la elevada carga de presión balanceado por un solo lado (negociación bajo presión) buscando llegar acuerdos de urgencia repercusión, será imposible de alcanzar en estos momentos.
Si no se llega a acuerdos concretos en los próximos días, el desabastecimiento de petróleo crudo que alimenta a la Refinería de Iquitos, y a la planta de producción de energía eléctrica (Genrent) va generar un caos total en la ciudad, con un valor incalculable de pérdidas económicas y elevar el descontento social, generada por los conflictos territoriales que el Estado y sus instituciones no saben cómo controlarlos.
El economista Grandes, señala también que, en los primeros ocho meses de 2021, los únicos lotes petroleros en actividad en Loreto (L 95 y 67) acumularon un valor de producción de US$114 millones 494 mil, que generaron un canon para Loreto de US$ 17 millones 174 mil y un sobre canon para Ucayali de US$4 millones 294 mil.
El valor para formar e invertir en los Núcleos Ejecutores (NE) para ejecutar obras (y servicios) en las comunidades indígenas (y nativas) dentro del ámbito del circuito petrolero acumularon un total de s/3 millones, monto intangible (10%) que le corresponde al GORE Loreto; sin considerar el 5% de los gobiernos locales, que también son fondos intangibles, y que por su deforme y desigual distribución (y asignación) sus fondos son marginales para cada uno de ellos.
El valor de las relaciones comunitarias de las empresas, donde se combinan presupuesto para contratar personal local, ejecutar obras sociales con componentes de infraestructura básica (pequeña) y productiva, y compras locales; forman parte del valor de la presencia de la industria en el territorio. Los acuerdos y compromisos que se pactan con las comunidades locales, que se traduce en transferencia monetarias, y el pago de impuestos municipales (licencia de operaciones y predial) representan, en conjunto, una fuerte penetración de la industria en la economía local, al poner en circulación (y recirculación) dinero en un territorio donde la pobreza, desnutrición y anemia tienen un peso muy alto en suelo rural.