Estaba por terminar mi participación como docente invitado a un taller de investigación científica, por un grupo de profesionales, que están haciendo su maestría sobre Gestión Gubernamental, de una Universidad local; y aperturé la ronda de preguntas. Una participante preguntó: ¿De qué nos sirve la política? Todos los presentes nos miramos porque no era el tema que se estaba tratando. Sin embargo, entendí que tenía una relación, porque el gobierno se ejerce como resultado de un mandato popular que se da desde las ánforas. Entonces, empecé mi fundamentación recordándoles que mi profesión es profesor y mi campo de acción es la educación. Lo central en educación es el proceso de enseñanza y aprendizaje. Entonces, política es enseñanza y aprendizaje. Recordemos que desde 1968 a la fecha se han dado una dictadura militar, una dictadura civil y varios periodos democráticos. Nos enseñaron a creer en el sistema democrático. Aprendimos que frente a los autoritarismos, se lucha en calles y plazas, por la dignidad de la patria. No existe patria sin democracia. Y la gestión gubernamental se da cuando hay libertad de las ideas, porque nos permite hacer desarrollo. Por tanto, no se necesita ser profesor para hacer política. En política se hace docencia (enseñanza- aprendizaje) y ello tiene que ser con decencia (respetando a los demás, siendo tolerantes, sin insultos, diciendo la verdad y no dar oportunidad a la corrupción).
Una gestión gubernamental es democrática cuando se sabe escuchar a los ciudadanos de a pie, ellos nos enseñan en sus actividades cotidianas, a encontrar el sentido de la vida; y aprendemos que los enemigos de la patria son la pobreza, la desigualdad y la exclusión. En pleno silencio por la atención que se prestaba a mis palabras, un ingeniero levantó la mano y me dijo: “Profesor, ¿ya no es de izquierda?”. Me tomó de sorpresa, pero respondí: Sigo siendo simpatizante de la izquierda. Desde hace doce años milito en un partido político de centro, desde donde tratamos de difundir algunos pensamientos de la izquierda. Uno de los organizadores del evento me hizo señas de que el tiempo había concluido y había que hacer un descanso. Entonces, para despedirme, manifesté lo que un líder político dijo: “El arte de gobernar significa transmitir el mensaje de la autoridad, que nace de la honestidad, la humildad y del respeto a los ciudadanos. No existe autoridad que no tenga como base la sabiduría profundamente humana…” Muchas gracias.
En los pasillos del local escuché los fundamentos de algunos interlocutores sobre la investigación científica desde la naturaleza teórica y práctica de su maestría (los principios, políticas y estrategias de Administración Pública, aplicables a la gestión gubernamental). Me despedí diciéndoles que, trabajé más de veinte años como servidor del Estado, por lo que creo que la Política les va a servir para analizar la importancia de la gestión pública, y el contexto de la gestión gubernamental, con lo que podrán promover un desarrollo en un mundo global y altamente competitivo, desde la perspectiva de su ideología o fundamentos de su política. Siempre se aprende algo.