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martes, abril 30, 2024

Mi primera vez… (con cuatro hombres)

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No podía creerlo. Pero lo logré. Amanecí con dolor por todo el cuerpo, pero valió la pena hacerlo con estos cuatro amigos. Ellos también pudieron y fue realmente una experiencia maravillosa. ¡Qué locura!

El deseo de sentir lo que mi amiga Sofía “La veloz” transmitía a través de las fotos que publicaba en su Facebook, es lo que me motivó a probar esta experiencia.

Eran las 6.30 de la noche, el aire fresco acariciaba nuestros cuerpos sedientos de adrenalina. Como buenos principiantes en este deporte, hicimos el calentamiento previo. La inocencia de la primera vez salía a relucir. Ingenuidad, curiosidad y entusiasmo excitaba nuestro momento.

El sudor mojaba nuestros cuerpos, hacíamos un esfuerzo sobrehumano. Nunca pensé que fuera tan doloroso. Cuando me contaban sus experiencias, todo parecía motivador. Sin embargo, yo estaba ahí, en menos de cinco minutos, casi muerta. No había cuando terminar, la cuesta se volvía más interminable.

Se escuchaban gemidos de placer y dolor. El corazón latía con más fuerza, parecía que iba a explotar. Una cosa de locos. Llegar a los baños termales de Moyobamba pedaleando una bicicleta acompañada de cuatro amigos, se volvía una experiencia de nunca acabar.

El ciclismo se ha convertido en una práctica común. Mientras me deleitaba con un riquísimo helado de camu camu, una amiga emocionada me contaba su experiencia sobre una bicicleta, todo sonaba ¡paja! Aventura, diversión y emoción, eran las palabras que predominaban en el relato. La realidad de la primera vez era distinta, igual de gratificante, pero con esa dosis de dolor que nos detenía cada 10 minutos. Sin embargo, el masoquismo se volvió nuestro aliado.

Nuestra meta incluía unos 3 kilómetros cuesta arriba, pequeño detalle que no tomamos en consideración. Los cuatro hombres que acompañaban mi recorrido parecían querer seguir en la lucha, solamente para demostrarme que sí se puede y que la del sexo débil seguía siendo yo. Terca como siempre, llegué, extasiada, pero llegué.

Montar una bicicleta es fácil, dominarla es complicado y acostumbrarse a ella, un reto.
Si hay un deporte adictivo para aquellos que comienzan a practicarlo, ese es el de andar en bicicleta. El cuerpo sabe de los beneficios que adquiere a través de este ejercicio y es por esto, que cada vez te va pedir más tiempo y dedicación. No solo es beneficioso para la salud corporal, sino para la mental, ya que te da la posibilidad de realizar ejercicio al aire libre, de destellar emociones y de compartir aventuras.

La bicicleta es la mejor medicina contra el estrés y el mal humor. La combinación perfecta entre ejercicio físico y sensación de velocidad, te dejan suave y reconfortado. Recorrer la ciudad en bicicleta es una actividad relajante y entretenida, nada que ver con la inmovilidad de andar en algún vehículo. Cada nueva ruta es un desafío y un nuevo camino que registrar. Poco a poco vas coleccionando rutas y recorridos que te hacen pensar que puedes llegar a cualquier lugar.

Cuando llega el momento de la primera vez, se trata de una experiencia inolvidable, que, indiscutiblemente marca a la persona. Es un momento que se recordará por años, con nostalgia, alegría, emoción, pero siempre, de cualquier forma, la primera vez será recordada con cariño. Sin duda, mi primera vez con la bicicleta, fue más de lo que esperé.
Desde que conocí el placer de rodar, no he podido parar y entre más pedaleo, mayor es mi deseo de seguir. Me siento llena de vida y no importa cuán difícil haya sido mi día, siempre está ella, mi “súper guerrera de dos llantas y pedales” para desahogar mis penas e incrementar mis alegrías.

Y con ese gustito de la primera vez, lo volveré a hacer mil veces. Esta vez no con cuatro, sino con seis o más. Todo sea por la salud y por el amor a la vida…

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