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domingo, mayo 5, 2024

Ruidos molestos de trimóviles

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Hasta hace poco la población urbana respiraba hondo de mediana felicidad al escuchar ruidos de pocos trimóviles. Se imaginaba que al fin existen muestras civilizadas de un pueblo que anda por el camino correcto, con evidencias de respeto a los demás. La recomendación a las autoridades en ese entonces fue “cazar a los últimos que quedan, para dejar zanjado el tema, a complacencia de la población, que por mucho tiempo anhelaba”. La ilusión duró corto tiempo. Fueron pocas las semanas que los pobladores dejaron de estresarse por esta bárbara contaminación.

Ahora, los ruidos molestos de trimóviles en la ciudad han vuelto a las andadas; como si las unidades bulliciosas que quedaron, se preñaron y parieron crías en grandes cantidades. Al parecer a nadie le importa. Como si la vida urbana estaría acéfala, al libre albedrío de los habitantes, donde cada uno hace lo que mejor le convenga.

Este es un tema por demás repetitivo. ¿Qué se hace para de una vez por todas terminar con este grave problema? ¿Por qué existe indolencia, ineptitud por quienes tienen la obligación de zanjarlo? ¿No es la población el objetivo principal de todo servicio público? Claro, no es un tema nacional, es un asunto local. Por lo que este problema no está siendo tocado por los actuales candidatos nacionales quienes se encuentran en plena campaña de ofrecimientos. Aunque es una utopía, convendría a la población urbana que existieran campañas electorales anuales o mensuales, para que las poblaciones urbanas y rurales sean observadas constantemente y no se las maltrate con tantas indiferencias. ¿Tan difícil es escuchar los ruidos molestos de éstos trimóviles? Los infractores al parecer no tienen ni idea del valor del respeto a los demás, ni del perjuicio que hacen al turismo regional. ¿Qué culpa tiene el resto de la población que es la inmensa mayoría de este mal comportamiento? ¿Por qué tiene que sufrir la mayoría de la población ésta tremenda contaminación sonora provocada por una ridícula minoría? Entonces hay necesidad de hacerlos entender de otra manera, pero, las medidas tienen que tomarse de una sola vez, ahora; no esperar el próximo año o la próxima campaña, como cuando se dijo del destrozo de los bosques de Madre de Dios, “Hay que esperar el próximo año”.

Una población sin salud simplemente no camina. Las personas deben estar sanas para vivir bien. La salud es prioritaria. La contaminación sonora ha enfermado a alto porcentaje de la población, porque el ser humano puede soportar hasta 70 decibeles de sonido y estos trimóviles provocan más de 85 decibeles, que es un ruido desastroso.

Claro, se supone que los conductores de éstos trimóviles son personas solas, sin familiares, sin mamá, sin papá, sin hermanos, sin amigos; entonces, con éstos ruidos molestos tratan de llamar la atención, porque quizá nadie los mira, nadie los besa, nadie los abraza. ¿Pero, qué culpa tiene la población? Se presume que ésta es la realidad social del conductor, porque si tuviera una mamá o un papá u otro familiar, le harían caer en cuenta del gravísimo error que está cometiendo con ese ruido molesto, faltando respeto a los demás.

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