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viernes, abril 19, 2024

¿IZQUIERDISTA O DERECHISTA?… REFLEXIONES “POLÍTICAS”

¿IZQUIERDISTA O DERECHISTA?… REFLEXIONES “POLÍTICAS”

 

Hace buen tiempo me preguntaba por el origen de las denominaciones políticas “DERECHA” e “IZQUIERDA” sin animarme a profundizar debido tal vez a mi rechazo por la “política” (comúnmente entendida) sin embargo al mirar un post reciente del estimado Leonardo Anselmi- reconocido activista internacional por los derechos de los animales- donde manifestaba su posición política ecológica fuera de las izquierdas y derechas, me animé a compartirle estos enigmas personales: ¿Quién definió en política lo que es “izquierda” o “derecha”? ¿Quién o quiénes y cuándo etiquetaron a los socialistas como de izquierda y a los capitalistas como derecha? ¿Eligieron los socialistas y capitalistas llamarse “de izquierda o derecha? ¿Por qué se han acomodado los socialistas adoptando y defendiendo una etiqueta tan nefasta como “IZQUIERDISTA” ignorando acaso que las mayorías asocian subconscientemente lo “zurdo” con lo pasivo o poco eficiente? (De hecho, el poder de los símbolos no es algo que se deba subestimar bajo pena de eternizarse como perdedores).

Siendo estos mis enigmas descubrí -luego de una breve indagación en internet-  que asombrosamente todo viene desde el tristemente célebre Rey Luis XVI. Veamos:

Según la famosa revista SELECCIONES (Edición México) en su artículo: “¿POR QUÉ EN POLÍTICA SE HABLA DE “DERECHA” E “IZQUIERDA”?” (Sección: “El Mundo y sus porqués”) expresa que: “En 1788 Francia tenía una enorme deuda nacional y demasiados privilegiados, que de manera injusta pagaban pocos impuestos. Esto causó tal convulsión, que el rey Luis XVI convocó a una asamblea de un cuerpo de representantes nacionales, que no se había reunido desde 1614: los Estados Generales. Constaba de 300 representantes del Primer Estado (el clero), 300 del Segundo Estado (la nobleza) y 600 del Tercer Estado (los comunes). Cuando la asamblea se reunió en Versalles, en mayo de 1789, prevalecía la costumbre de situar a los invitados de honor a la derecha del anfitrión. La nobleza y el clero se sentaban a la derecha del rey y los comunes a su izquierda. En junio de 1789, el rey dio a los Estados el reconocimiento de la Asamblea Nacional. En la nueva asamblea, los miembros más radicales se sentaban a la izquierda de la tribuna del orador y los menos fervientes a su derecha. Hablar de «izquierda» y «derecha» se convirtió en una rápida descripción para las distintas facciones en la política francesa. A pesar de los problemas políticos y sociales, Francia era el centro cultural e intelectual indiscutible de Europa, y tales términos se popularizaron en muchos países para designar a los radicales y a los conservadores, respectivamente. Estos términos aún se usan, en ocasiones veladamente. Mientras que el «ala izquierda» describía a gente con ideas socialistas o comunistas, los acendrados comunistas en la otrora Unión Soviética solían ser descritos como el «ala derecha», porque expresaban su apoyo a un nuevo orden común, conservador y de visión política reaccionaria.”

Origen muy interesante de estas denominaciones políticas que iban a marcar la historia de los siguientes siglos y que en palabras del sabio francés Dr. Serge Raynaud de la Ferrière: “Todos los problemas provienen de la confusión de conceptos acerca de la posición actual de la humanidad. Dicha confusión fue originada precisamente por la “cuestión espiritual”, que degeneró en aquellas IDEOLOGÍAS AGRESIVAS que componen el fundamento de los movimientos mundiales de la actualidad…la auto-centralización materialista, se constituyó como patrón para servir al individuo, en relación con sus necesidades y sus deseos.” (Los Grandes Mensajes/562 Ed. Diana)

Ante esta AGRESIVIDAD nada edificante de las ideologías políticas y filosóficas modernas se necesita  mayor objetividad y un enfoque epistemológico (análisis de todos los factores desde diversas especialidades) saliendo de la visión meramente económica, sociológica o política y dejando los resentimientos, escepticismo, fanatismo y dogmatismo. Ningún político o economista podrá salir de su “trinchera” y de la lucha perpetua si es que no amplía su horizonte cultural incluyendo por ejemplo un análisis PSICOLÓGICO del debate. Bien señala el destacado psicoanalista peruano Saúl Peña (Revista Somos, 23 de junio 2012) refiriéndose al enfrentamiento entre “izquierdistas” y “derechistas”: “Ni se miran a sí mismos. Uno le dice algo al otro y ni se detienen a pensar: ‘¡Ah! Caramba, este puede tener razón’. No, lo que hacen es seguir tratando de convencer o, incluso, autoconvencerse de que a él lo están agrediendo, lo están descalificando o lo están trastocando, y el otro es el culpable de todo. Así que se lo utiliza como chivo expiatorio.” Y continúa: “NO TENEMOS POR QUÉ SER RÍGIDOS. Ni de un lado ni del otro. Mire: LA IZQUIERDA DEBERÍA DESCUBRIR ASPECTOS POSITIVOS EN LA BUENA DERECHA Y A SU VEZ ESTA RECONOCER Y DESCUBRIR ASPECTOS POSITIVOS EN LA IZQUIERDA. El problema está en que la gente de derecha considera que la izquierda es el peligro máximo y los de izquierda están seguros de que la derecha es el abuso máximo…Así no puede haber diálogo. No hay otredad. No hay respeto por el que piensa distinto a uno. Y lo que pasa es que de un lado y del otro se califican como agentes negativos, destructivos, cuando debieran tratar de que las personas, a pesar de que piensen diferente, SEAN CAPACES DE COMPRENDER. Si no sentirse iguales por lo menos debieran sentirse cercanos.”

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