No podíamos dejar de escribir sobre César Villanueva Arévalo, congresista electo por el departamento de San Martín, quien redondea con éxito su carrera política en donde encontró los éxitos que todos quienes lo conocemos siempre le deseamos: Fue Presidente reelecto del Gobierno Regional de San Martín, Primer Ministro y ahora Congresista electo de la República. Un currículo formidable y líder de gestiones y procesos en donde nadie puso en tela de juicio su capacidad, formación e idoneidad, siendo un orgullo para San Martín.
Pero no todo fue color de rosas en los avatares políticos de César, pues parecía que la diosa fortuna de la política le hubiera cerrado las puertas, a pesar de su idoneidad y competencia; de su liderazgo y su capacidad de convocatoria; de su interés sincero por la gente y por sus problemas, alejado del clientelismo indigno, cuando no perverso. Es cuando recordamos que, junto a doña Anita Sánchez Vda. de Hidalgo, en Cuñumbuqui, al inaugurar el asfaltado de la carretera que termina en San José de Sisa, hizo una invocación a los agricultores y ganaderos: “Les entrego una carretera asfaltada, pero no vendan sus tierras para irse a poblar las zonas marginales de Tarapoto; desarróllense, porque les estamos dando una oportunidad”.
Sé que ahora con César como congresista, a todos quienes planteamos iniciativas nos escuchará con sinceridad. Sabemos que nos contestará el teléfono, que nos devolverá las llamadas y no nos cortará sin darnos oportunidad de despedirnos. No dirá que no le debe nada a sus electores, y que es congresista con su plata. Y es bueno recordar que esa actitud de empatía con la gente que tiene César, también lo tenía el entonces congresista Arturo Maldonado Reátegui, quien recibía con amabilidad a la gente que iba a su despacho y con quien estuve unos días trabajando unas propuestas, gesto del que siempre estuve agradecido.
Aunque César ya es un político logrado, como congresista deberá poner en práctica esos deseos y sueños por lograr la justicia y con su gran capacidad de negociador podrá lograr consensos. Porque César vive para la política, mientras que otros viven de la política. Su gestión no cambiará el mundo, pero necesitará tomar decisiones audaces, y en esos términos me expresé en un artículo que me pidió Julio Quevedo Chávez escribir para la revista El Tarapotino, como reconocimiento a César al haber asumido el premierato del gobierno de Ollanta Humala, cargo al que renunció con dignidad y que le permitió ubicarse en un sitial para ser un serio aspirante a la primera magistratura de la nación.
Las gestiones fracasan cuando en nuestro accionar se impone la rutina y en la actitud de los políticos prima “el dejar hacer, dejar pasar”, principio de los neoliberales a ultranza. Cuando este paradigma se impregna y forma parte de los políticos entonces sus gestiones serán parte de esas páginas que nunca pudieron escribirse, porque defenderán otros intereses y no los del pueblo.De ti César, que siempre superaste tus propios límites, esperamos una gestión exitosa para la felicidad de todos, pues has sabido tomar las decisiones adecuadas y oportunas para el futuro de los pueblos de San Martín. No nos defraudes, César, y parodiando la frase bíblica quisiéramos decirte que el pueblo te ha hado lo que te corresponde…¡Felicidades, señor Congresista electo!